DEDICACIÓN DE LA ARCHIBASÍLICA DEL SALVADOR
Forma Extraordinaria del Rito Romano
En
aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y cruzaba la ciudad. Había un
hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de
ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de
pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para
verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio,
alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy
me quede yo en tu casa.» Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un
hombre pecador.» Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la
mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le
devolveré cuatro veces más.» Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación
a esta casa, porque también éste es hijo de Abrahán, pues el Hijo del
hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»
Lc 19, 1-10
TEXTOS DE LA MISA -
DEDICACIÓN DE LA ARCHIBASÍLICA DEL
SALVADOR. 9 de noviembre
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