sábado, 23 de noviembre de 2024

CADA UNO SERÁ JUZGADO SEGÚN LA LUZ QUE RECIBE. DOMINGO XVII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


CADA UNO SERÁ JUZGADO SEGÚN LA LUZ QUE RECIBE.

DOMINGO XVII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

DOMINGO XVII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

CADA UNO SERÁ JUZGADO SEGÚN LA LUZ QUE RECIBE.

 

1.- Yo he venido como luz al mundo, para que todo hombre, que creyere en Mí, no quede en tinieblas (1). Estamos de asiento ofuscados con tinieblas en el entendimiento, y en la sombra de la muerte, que nuestras concupiscencias causan. Ofrécesenos por si misma la luz, y nos convida: El que me sigue, no anda en tinieblas (2). Pero amamos más las tinieblas. Y ¿por qué? Porque esta no es una luz ociosa; no basta una fe muerta, sino que ha de ser operativa. Empereza una luz siempre movediza en seguir las virtudes de Cristo. Y ¿ha de ser así siempre? ¿Qué no harías para recobrar la vista una vez perdida? tú en tan poco tienes la luz y vista del alma.

2.- El que me desprecia, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue. Lo que he hablado, eso le juzgará en el día último (3). Jamás suceda que yo desprecie a Cristo. ¡Horrible maldad por cierto! Pero no admites sus palabras, que te dice por medio da las inspiraciones y luces que te da por las reglas, * por los preceptos, por lo que te advierten los mayores y los padres espirituales. Pero no hay duda, que esto es despreciar a Cristo. Estas cosas te juzgarán en el último día. Porque se te dirá: Has ahogado esta inspiración, has despreciado este aviso, has pisado esta regla, has quebrantado este precepto, etc. Mira, pues, no sea que ya que des­ precias, seas despreciado.

3.- Yo de Mí solo nada he hablado, sino el Padre, que me envió, ese me ordeno lo que debo hablar (4). ¡Qué dichoso serás en aquella hora, si puedes decir en ella: Yo nada hable de mío, nada hice por mi gusto, si no todo por mandato de Dios o de los superiores!. Pero esto acaso más lo ofreces que lo ejecutas. ¿Nada haces de aquello a que te convidan los sentidos? ¿Nada dices movido de pasión? ¿Por ventura es esto hacer y hablar según el mandato del Padre? No quieras, no, privarte de aquel último y final consuelo, que nadie te puede dar ni quitar sino tú mismo.

 

(1) Joan., 12. (2) Joan., 8. (3) Joan., 12. (4) Joan., 12.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.