jueves, 10 de mayo de 2018

MARÍA REINA DE LOS ÁNGELES (10) Beato John Henry Newman


10 DE MAYO
Sobre la Anunciación (1)
MARIA,
Regina Angelorum,
REINA DE LOS ANGELES
Este grandioso título puede estar lógicamente vinculado a la maternidad de María, es decir a la venida del Espíritu Santo sobre ella en Nazaret, después del mensaje que le llevo el ángel San Gabriel, y al nacimiento de nuestro Señor en Belén. Por ser madre de Jesús está más cerca de Él que ningún ángel, y aun que los mismos serafines, que le rodean y exclaman sin cesar: “Santo, Santo, Santo”. Los dos arcángeles, que en el Evangelio desempeñan un oficio especial, son San Miguel y San Gabriel, y los dos fueron asociados con María a la historia de la Encarnación; San Gabriel, cuando el Espíritu Santo descendió sobre Ella, y San Miguel, cuando nació el divino Niño.
San Gabriel la saludo “llena de gracia” y “bendita entre todas las mujeres”, y le anuncio que el Espíritu Santo descendería sobre Ella y que daría al mundo un Hijo, que sería llamado Hijo del Altísimo.
En el Apocalipsis, escrito por el apostal San Juan, donde leemos lo que concierne al ministerio de San Miguel con María, al nacer su divino Hijo. Sabemos que nuestro Señor vino para establecer el reino de Dios entre los hombres. Apenas nacido, las potencias de este mundo, que querían aniquilarlo, intentaron el primer asalto. Herodes busco la manera de quitarle la vida, pero San José, llevándoselo con su Madre a Egipto, frustro este designio, San Juan nos dice, en el Apocalipsis que San Miguel y sus ángeles fueron en aquella ocasión, y también en otras los verdaderos guardianes del Niño y de la Madre.
En primer lugar, vio el apóstol, “una gran señal en el cielo” (entendiendo aquí por cielo la Iglesia o el reino de Dios), “una Mujer revestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”; y cuando iba a dar al mundo su Hijo, “un gran dragón rojo”, es decir, el espíritu del mal, “apareció, presto a devorarlo” después de haber nacido. El Hijo fue preservado por su propio poder divino, pero el espíritu del mal, persiguió a la Mujer; San Miguel y sus ángeles acudieron en su auxilio y salieron victoriosos.
“Hubo allí un gran combate”, dice el escrito sagrado: “Miguel y sus ángeles lucharon con el dragón, y el dragón lucho ayudado de sus ángeles; y este dragón fue arrojado fuera, él que es la serpiente antigua, llamada diablo”. Ahora, como entonces, la bienaventurada Madre de Dios tiene ejércitos de ángeles a su servicio y siempre es su Reina.
Beato John Henry Newman
Transcripto por gentileza de Dña. Ana María Catalina Galvez Aguiló