VIERNES DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Conmemoración de los siete dolores de Nuestra Señora
Forma extraordinaria del Rito Romano
Conviene
que muera un solo hombre por el bien del pueblo.
Evangelio según San Juan
11,47-54.
Entonces los sumos sacerdotes y
fariseos, juntaron consejo, y dijeron: ¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos
milagros.
Si le dejamos así, todos
creerán en él; y vendrán los romanos, y arruinarán nuestra ciudad y la nación.
En esto uno de ellos llamado
Caifás, que era el sumo sacerdote de aquel año, les dijo: Vosotros no entendéis
nada en esto, ni reflexionáis que os
conviene el que muera un solo hombre por el bien del pueblo, y no perezca toda
la nación.
Mas esto no lo dijo por
iniciativa propia; sino que, como era el sumo sacerdote aquel año, sirvió de
instrumento a Dios, y profetizó que Jesús había de morir por la nación,
y no solamente por la nación
judaica, sino también para congregar en un cuerpo a los hijos de Dios, que
estaban dispersos.
Y así desde aquel día no
pensaban sino en hallar medio de hacerle morir.
Por lo que Jesús ya no se
dejaba ver en público entre los judíos, antes bien se retiró a un territorio
vecino al desierto, en la ciudad llamada Efrén, donde moraba con sus
discípulos.