I. La rosa
1. Reconocemos y proclamamos a la rosa por la
reina de las flores. Le toca la corona por derecho de
naturaleza. Reúne en sí las más bellas cualidades de una flor. Es bella
y hermosa, es de una fragancia suave, agradable y deleitable en sus
especies: tiene la variedad de colores: brota en el rosal con una
abundancia portentosa; se sostiene en todas las estaciones del año, y en
su cultivo es fácil, no es delicada, resiste a los fríos del mismo modo
que a los rigores y ardores del sol; se salva en el campo y en los
jardines, y aunque reviente entre las afiladas y erizadas espinas del
rosal, éstas no la ofenden. Por todas estas propiedades que la
distinguen, merece la pongamos en el centro de todos
nuestros ramilletes, y la reconozcamos por reina de todas las flores
del mes de mayo.
LA CARIDAD
2. En el jardín de la Iglesia todas las virtudes, las
naturales, las sobrenaturales, las infusas, las adquiridas,
las intelectuales, las morales, las cardinales, las teologales, todas
a voz unánime han proclamado por su reina a la caridad. ¿Qué es la
caridad? ¿por qué es la reina de las virtudes? La caridad es una virtud infusa en el alma,
mediante la que amamos a Dios con toda la plenitud de nuestros
afectos por ser Él quien es bondad suma, y a nuestros prójimos como a
nosotros mismos. La caridad trae consigo todas las virtudes infusas, la
gracia santificante y los siete dones del Espíritu Santo; y
donde ella va la siguen todas éstas. Corresponde a esta virtud el don
de sabiduría.
III. 3. María excedió en caridad a todos los hombres y
a todos los Ángeles juntos, y por esto fue exaltada sobre
todos ellos.
IV. La rosa a María
4. Busca en el jardín de tu alma esta excelentísima
flor. Sin ella no te recibirán en la Iglesia triunfante. ¿Tienes la
caridad verdadera? míralo bien: si la tienes, coge esta flor, y ponla hoy
en las manos de María: ella la ofrecerá a Dios, y el rosal queda desde hoy
a los cuidados de tan diestra jardinera. ¿Y si no la
tienes? Plántala, y cuida produzca sus flores a sus tiempos, dirígete a
María y dile:
Presentación de la rosa a María
ORACIÓN. Señora: Yo os ofrezco esta rosa; simboliza mi amor para con Dios y mis prójimos. Yo me comprometo a amar con toda la fuerza de mi corazón a Dios, a mí mismo por Dios, a mis prójimos como a mí mismo, y a todas las cosas por Dios, y a Dios sobre todas ellas.
ORACIÓN. Señora: Yo os ofrezco esta rosa; simboliza mi amor para con Dios y mis prójimos. Yo me comprometo a amar con toda la fuerza de mi corazón a Dios, a mí mismo por Dios, a mis prójimos como a mí mismo, y a todas las cosas por Dios, y a Dios sobre todas ellas.