DÍA VIGÉSIMO NONO
DEBEMOS SEGUIR EL CAMINO DE LA VIRTUD (ii)
MES
en honor de
N. S. DE LAS MERCEDES
Padre Antonio Pastor Codesal, OP
ORACIONES PARA INICIAR
Y FINALIZAR CADA DÍA
Oración primera para todos los días
Por la señal…
ORACIÓN
Santísima Virgen María, el dulce y consolador título de Nuestra Señora de las Mercedes manifiestamente nos dice cómo es de compasivo vuestro Corazón y de poderoso vuestro auxilio. Pues echad sobre nosotros una mirada de compasión; ved nuestras almas con tantas cadenas de vicios y pecados; nuestra vida con tantas angustias y tribulaciones, sed Redentora de nuestras vidas y de nuestras almas, y; alcanzadnos la merced de vivir cristianamente, de morir santamente, de reinar gloriosamente en el cielo. Amén.
Se lee lo propio para cada día.
DÍA VIGÉSIMO NONO
MEDITACIÓN
DEBEMOS SEGUIR EL CAMINO DE LA VIRTUD
Podemos considerar dos motivos generales que tenemos para seguir la virtud, a saber, los títulos que ella posee y los privilegios que ella concede.
Títulos de la Virtud.
El primer título es excelencia de Dios a quien se sirve con la virtud, porque si acatamos y reverenciamos a un rey, aunque esté fuera de su reino, donde ningún beneficio recibimos de él, por sola la dignidad real de su persona, ¿cuánto más se deberá esto a aquel Señor que, como dice San Juan, lleva escrito en su vestidura y en su muslo REY DE LOS REYES Y SEÑOR DE LOS SEÑORES? Si cuanto una persona más excelente y más alta, tanto se le debe mayor reverencia, necesariamente se sigue que, siendo la excelencia de Dios infinita, de donde se infiere que todo lo que falta a nuestro amor y reverencia para llegar a esta medida, falta para lo que se debe a la dignidad de esta grandeza.
El segundo título lo forman los beneficios divinos, entre los cuales hemos de considerar como fundamento de toda nuestra creación, pues todos los demás se apoyan en éste; para que por aquí vas cuán grande es y cuán digno de ser y cuán digno de ser agradecido. Otro beneficio es la conservación de la vida, pues si Él dejara de tener providencia sobre nosotros, al punto nos volveríamos nada. Si mucho le debemos porque en un punto nos crio, no le debemos menos porque en tantos nos conserva. Otro beneficio es la copiosa e inestimable redención obrada por Cristo para rescatarnos del poder del demonio y de la pena del infierno. ¿Quién, al considerar esto, no cerrará los ojos de su entendimiento y abrirá los senos de su voluntad para que ella sienta la grandeza de este amor y beneficio, y ame cuanto pudiere, sin tasa y sin medida? Otro beneficio es la justificación que nos encarece el evangelista San Juan, diciendo: “mirad, qué tan grande es el amor que Dios nos tiene, que nos levantó a tanta honra que nos llamemos hijos de Dios, y lo seamos” (I Juan c. III).
Por la justificación se reforma el hombre interior de malo en bueno, se despoja de Adán y se viste de Jesucristo; de merecedor del infierno se hace legítimo heredero del cielo. Otro beneficio es el de la elección para la vida perdurable, ante todo merecimiento de parte el de la elección para la vida perdurable, ante todo merecimiento de parte del hombre. Pues cuán obligado estará a servir a Dios por un tan grande beneficio como es tenerlo escrito en aquel libro que el Señor dijo a sus apóstoles: “no os alegréis porque los espíritus malos os obedecen, sino alegraos porque vuestros nombres están escritos en el cielo” (S. Lc. c Z).
El tercer título lo forman las postrimerías: muerte, juicio, infierno y gloria. Pues nos obligan a la virtud: la muerte porque es cierta, cotidiana y familiar; el juicio por el rigor con que ha de pasar; el infierno, por las atroces penas con que nos amenaza, y la gloria por los bienes sin fin con que nos halaga y brinda.
EJEMPLO
Un buen ejemplo de las cotidianas mercedes que nos alcanza la Santísima Virgen María lo constituye la devoción que le profesa la ciudad de León de Nicaragua, bajo la advocación de Ntra. Sra. de las Mercedes; en calamidades de pestes, de sequías, de guerras, de enfermedades, en lo público; y en mil y mil trances difíciles de la vida, en el orden moral, en lo particular y privado, ha sido evidente y palpable el auxilio de la Santísima Virgen de las Mercedes.
Así se explica que la ciudad con sus autoridades civiles al frente pidieran al Excmo. Sr. Obispo Mons. Pereira y Castellón, de grata memoria, que la declarase Patrona de la Ciudad, como así sucedió; que todos los sábados del año tenga misa solemne, a gran orquesta, gratuita, a las cinco y cuarto de la mañana, con templo lleno de fieles; que su mes de septiembre, y sobre todo su fiesta, el 24 del mismo mes, se celebre con gran solemnidad por todas las clases sociales, con una comunión de setecientos hombres y de novecientas mujeres, en misas separadas; que el último año, 1943, toda la prensa diaria local pidiera que fuese declarado día festivo el 24 de septiembre; que a su trono vengan a pedir la bendición nupcial los desposados; y las familias a encargar sufragios por sus queridos difuntos, y todos a pedirle remedio para sus necesidades.
Oración final para todos los días
Santísima Virgen de las Mercedes, Madre queridísima y Reina soberana de mi corazón. Yo os consagro en este día todo mi ser y os pido mercedes para todas mis necesidades. Os consagro mi inteligencia para que Vos la iluminéis con la lumbre de fe viva; os consagro mi corazón para que Vos lo gobernéis con la dulce y segura fuerza de vuestro amor; mi cuerpo y mis sus sentidos para que para que Vos los guardéis de obras malas; os consagro mi vida, para Vos la conduzcáis por los caminos de Dios; que son los del cielo y la eterna dicha.
Y humildemente os pido mercedes para todas mis necesidades; la merced de vuestro poderoso auxilio contra los tres mortales enemigos del alma: mundo, demonio y carne; las pompas del mundo, las tentaciones del demonio, y las malas inclinaciones de la carne; y finalmente la perseverancia en la Divina Gracia para salvarme.
Quiero vivir y morir en la dulce y dichosa esclavitud de vuestro amor. No me abandonéis, oh mi amada Virgen de las Mercedes; guiadme en la vida, asistidme en la muerte y recibidme en la gloria. Amén.
Tres Avemarías para que la Virgen María, Redentora de cautivos, nos libre del cautiverio de los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne, y nos conceda la gracia que le pedimos.
Avemaría... (x 3)