sábado, 20 de septiembre de 2025

21. LA CARIDAD, VIDA DEL ALMA. MES A LA VIRGEN DE LAS MERCEDES. 7° DIA DE LA NOVENA

DÍA VIGÉSIMO PRIMERO

7º DÍA DE LA NOVENA

LA CARIDAD VIDA DEL ALMA

 

MES 
en honor de
 N. S. DE LAS MERCEDES

Padre Antonio Pastor Codesal, OP

 

ORACIONES PARA INICIAR

Y FINALIZAR CADA DÍA

 

Oración primera para todos los días

 

Por la señal…

 

ORACIÓN

Santísima Virgen María, el dulce y consolador título de Nuestra Señora de las Mercedes manifiestamente nos dice cómo es de compasivo vuestro Corazón y de poderoso vuestro auxilio.  Pues echad sobre nosotros una mirada de compasión; ved nuestras almas con tantas cadenas de vicios y pecados; nuestra vida con tantas angustias y tribulaciones, sed Redentora de nuestras vidas y de nuestras almas, y; alcanzadnos la merced de vivir cristianamente, de morir santamente, de reinar gloriosamente en el cielo. Amén.

 

Se lee lo propio para cada día.

 

DÍA VIGÉSIMO PRIMERO

MEDITACIÓN

LA CARIDAD VIDA DEL ALMA

 

Por ser descendientes de los mismos padres, somos todos hermanos, miembros de la familia humana. Pero, más especial y estrechamente somos hermanos por haber sido redimidos por Ntro. Señor Jesucristo, y pertenecer a la familia cristiana. El primero es parentesco fundado en la sangre de Adán y Eva, el segundo lo es fundado en la sangre de Dios humanado y en la divina gracia. Somos todos miembros de un mismo cuerpo místico, cuya cabeza es Cristo.

Pues ley de vida es que los miembros se favorezcan unos a otros, y se pongan unos a otros, y se pongan a morir por su cabeza. Los pies no se rebelan contra las manos porque éstas sean más nobles, ni las manos pueden despreciar los indispensables oficios de los pies. Cuando un miembro cualquiera está herido, todos sienten el mal y el dolor, así como bien y el gozo cuando se pone bueno.

Monstruos es que en el cuerpo místico cristiano, unos miembros envidian a otros, y les deseen y procuren el mal, y en ellos se gocen.

Por eso, alma mía, “a ningún hombre del mundo aborrezcas, a tus amigos ama en Dios, y a tus enemigos por amor de Dios, el cual, siendo tú primero su enemigo, te amo tanto, que por rescatarte del poder de tus enemigos, puso su vida por ti. Y aunque el prójimo sea malo, no por eso debe ser aborrecido, antes en este caso debes imitar al médico, el cual aborrece la enfermedad y ama a la persona” (V. P. Granada, Lib M. C. VII).

EJEMPLO

El 19 de mayo de 1870, por la tarde, los batallones cercaron el Colegio de los PP. Dominicos de Arcueil, en París.

El Superior, P. Captier, presintió lo peor, y bendijo a sus religiosos así “Bien véis lo que sucede y lo que podemos esperar; si es preciso morir, muramos como cristianos. Adiós, y que la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo descienda sobre vosotros y permanezca siempre”.

Por varios días sufrieron ludibrios, cárceles y tormentos las mujeres, rifle en mano pedían fusilar a los inocentes religiosos. 

Ellos se fortalecían con el rezo de oraciones y principalmente del Rosario. Por fin, el 25 del mismo mes les llegó la hora; el superior les habló estas breves palabras: “vamos, amigos míos, a morir por amor a Dios”.

Y así fue, habiendo conseguido por la intercesión de María Santísima la fortaleza para el martirio. (Id. Ib. p. 89).

Oración final para todos los días

 

Santísima Virgen de las Mercedes, Madre queridísima y Reina soberana de mi corazón. Yo os consagro en este día todo mi ser y os pido mercedes para todas mis necesidades. Os consagro mi inteligencia para que Vos la iluminéis con la lumbre de fe viva; os consagro mi corazón para que Vos lo gobernéis con la dulce y segura fuerza de vuestro amor; mi cuerpo y mis sus sentidos para que para que Vos los guardéis de obras malas; os consagro mi vida, para Vos la conduzcáis por los caminos de Dios; que son los del cielo y la eterna dicha. 

Y humildemente os pido mercedes para todas mis necesidades; la merced de vuestro poderoso auxilio contra los tres mortales enemigos del alma: mundo, demonio y carne; las pompas del mundo, las tentaciones del demonio, y las malas inclinaciones de la carne; y finalmente la perseverancia en la Divina Gracia para salvarme.

Quiero vivir y morir en la dulce y dichosa esclavitud de vuestro amor. No me abandonéis, oh mi amada Virgen de las Mercedes; guiadme en la vida, asistidme en la muerte y recibidme en la gloria. Amén. 

 

Tres Avemarías para que la Virgen María, Redentora de cautivos, nos libre del cautiverio de los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne, y nos conceda la gracia que le pedimos.

Avemaría... (x 3)