DÍA VIGÉSIMO CUARTO
DAÑOS DE LA PEREZA
MES
en honor de
N. S. DE LAS MERCEDES
Padre Antonio Pastor Codesal, OP
ORACIONES PARA INICIAR
Y FINALIZAR CADA DÍA
Oración primera para todos los días
Por la señal…
ORACIÓN
Santísima Virgen María, el dulce y consolador título de Nuestra Señora de las Mercedes manifiestamente nos dice cómo es de compasivo vuestro Corazón y de poderoso vuestro auxilio. Pues echad sobre nosotros una mirada de compasión; ved nuestras almas con tantas cadenas de vicios y pecados; nuestra vida con tantas angustias y tribulaciones, sed Redentora de nuestras vidas y de nuestras almas, y; alcanzadnos la merced de vivir cristianamente, de morir santamente, de reinar gloriosamente en el cielo. Amén.
Se lee lo propio para cada día.
DÍA VIGÉSIMO CUARTO
MEDITACIÓN
DAÑOS DE LA PEREZA
Para que veas cómo aún de la pereza de las cosas temporales se originan gravísimos daños para el espíritu, oye lo que dice tu Dios por el profeta Excequiel: “esta fue la iniquidad de Sodoma tu hermana: la soberbia, la hartura y la abundancia de pan; el ocio y sus consecuencias, sin que alargase su mano al pobre y desvalido” (Ecq. c. XVI, 49).
Santo Tomás de Aquino razona y explica, diciendo: (S. Th. 2a 2a e 1 35 a 4 ad 2 a m) Nadie puede permanecer mucho tiempo sumergido en la tristeza sin buscar cosas deleitables. Y los que no hallan deleite en las cosas del espíritu buscando en las del cuerpo, vienen a caer en graves males. Como la pereza engendra tristeza sobre las cosas del espíritu, y ésta cause odio y aborrecimiento, terminan los perezosos en odiar y aborrecer lo espiritual, y, cayendo en la desesperación de conseguir el bien de la gloria, se sienten pusilánimes y cobardes no solo para practicar las virtudes arduas y difíciles, sino también para cumplir los preceptos más llanos y suaves. Pretendiendo hallar cosas deleitables con que alegrar la vida, caen en desórdenes, orgias y pecados. Hasta el poeta gentil enseña que “el cuerpo por los excesos de las orgias del día anterior embrutece y arrastra por el fango esta partícula de la inteligencia divina” (Horario cot. Up. A López Peláez loc. cic.).
EJEMPLO
Los sumos pontífices han instado siempre al pueblo cristiano para que acuda a la Santísima Virgen María con oraciones, con el fin de alcanzar la misericordia de Dios.
Recomendado el Santísimo Rosario, se conservan dos constituciones de Sixto IV, dos de Inocencio VIII, una de Alejandro IV, una de Julio II, dos de León X, una de Adriano VI, cinco de Clemente VI, tres de Paulo III, cinco de San Pío V, veintiocho de Gregorio XIII, tres de Sixto V, una de Gregorio XIV, cuatro de Urbano VIII, una de Inocencio X, nueve de Alejandro VII, dos de Clemente IX, cinco de Clemente X, nueve de Inocencio XI, una de Alejandro VIII, dose de Inocencio XII, cuatro de Clemente XI, una de Inocencio XIII, diez de Benedicto XIII, cuatro de Clemente XII, una de Benedicto XIV, tres de Clemente XIII, cinco de Clemente XIV, nueve de Pío VI, dos de Pío VII, una de León XII, siete de Gregorio XVI, once de Pío IX, quince de León XIII, una de Pío XI. Esto sin contar los Rescriptos Pontificios, que son innumerables, ni las últimas recomendaciones de Pío XI y Pío XII. Por eso aquí se verá como ponen los sumos pontífices su confianza en la Santísima Virgen María. (Id. Ib. p. 198).
Oración final para todos los días
Santísima Virgen de las Mercedes, Madre queridísima y Reina soberana de mi corazón. Yo os consagro en este día todo mi ser y os pido mercedes para todas mis necesidades. Os consagro mi inteligencia para que Vos la iluminéis con la lumbre de fe viva; os consagro mi corazón para que Vos lo gobernéis con la dulce y segura fuerza de vuestro amor; mi cuerpo y mis sus sentidos para que para que Vos los guardéis de obras malas; os consagro mi vida, para Vos la conduzcáis por los caminos de Dios; que son los del cielo y la eterna dicha.
Y humildemente os pido mercedes para todas mis necesidades; la merced de vuestro poderoso auxilio contra los tres mortales enemigos del alma: mundo, demonio y carne; las pompas del mundo, las tentaciones del demonio, y las malas inclinaciones de la carne; y finalmente la perseverancia en la Divina Gracia para salvarme.
Quiero vivir y morir en la dulce y dichosa esclavitud de vuestro amor. No me abandonéis, oh mi amada Virgen de las Mercedes; guiadme en la vida, asistidme en la muerte y recibidme en la gloria. Amén.
Tres Avemarías para que la Virgen María, Redentora de cautivos, nos libre del cautiverio de los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne, y nos conceda la gracia que le pedimos.
Avemaría... (x 3)