jueves, 25 de septiembre de 2025

26. LA CARIDAD HACE DULCES LOS SUFRIMIENTOS. MES A LA VIRGEN DE LAS MERCEDES

DÍA VIGÉSIMO SEXTO

EL AMOR HACE DULCES LOS SUFRIMIENTOS

 

MES 
en honor de
 N. S. DE LAS MERCEDES

Padre Antonio Pastor Codesal, OP

 

ORACIONES PARA INICIAR

Y FINALIZAR CADA DÍA

 

Oración primera para todos los días

 

Por la señal…

 

ORACIÓN

Santísima Virgen María, el dulce y consolador título de Nuestra Señora de las Mercedes manifiestamente nos dice cómo es de compasivo vuestro Corazón y de poderoso vuestro auxilio.  Pues echad sobre nosotros una mirada de compasión; ved nuestras almas con tantas cadenas de vicios y pecados; nuestra vida con tantas angustias y tribulaciones, sed Redentora de nuestras vidas y de nuestras almas, y; alcanzadnos la merced de vivir cristianamente, de morir santamente, de reinar gloriosamente en el cielo. Amén.

 

Se lee lo propio para cada día.

 

DÍA VIGÉSIMO SEXTO

MEDITACIÓN

EL AMOR HACE DULCES LOS SUFRIMIENTOS

 

Mira cuántos trabajos sufrieron los apóstoles cuando fueron por todo el mundo predicando; cuánto sufrieron los mártires; cuánto los confesores; cuánto las vírgenes; cuánto todos aquellos Padres que vivían apartados en los desiertos, y cuánto, finalmente, todos los santos que ahora reinan con Dios, por cuya doctrina y sudores, la fe católica y la Iglesia, se dilató hasta hoy. (V. P. Granada Guía Lib. II c. X).

 

El glorioso confesor apóstol de Cristo Domingo de Guzmán, pasaba los días predicando a los herejes, y las noches en oración delante del Santísimo Sacramento (Vida de Santo Domingo), imitando la conducta del Salvador del mundo, que predicaba y hacía milagros de día, y pasaba las noches en oración de Dios.

Cuando te fatigaren los trabajos toma este remedio: no compares el trabajo de la virtud con el deleite del vicio contrario, sino la tristeza que ahora sientes en la virtud con la que sentirás después de haber pecado, y la alegría que puedes tener en la hora de la culpa con la que tendrás después en la gloria (V. P. Granada loc. cic.).

Acude a la Santísima Virgen María, tan diligente para cumplir las prescripciones del Antiguo Testamento, aunque a Ella no le obligaran; tan solícita en atender a su Hijo, en buscarle cuando le perdió, en acompañarle en la hora durísima del Calvario, para que Ella te alcance de Dios el gozo en el bien obrar, y con tus virtudes vayas tejiendo tu corona para el cielo. Amén.

 

EJEMPLO

Una de las más claras formas en que la santísima Virgen nos prueba cuánto es lo que se interesa por nosotros, como Madre de gracia y misericordia, la tenemos en la milagrosa ayuda que dio a su siervo Santo Domingo de Guzmán cuando predicaba contra los errores y herejías, sobre la fe católica. La Santísima Virgen María se le aparece y lo consuela, y lo instruye cómo ha de ejercitar el apostolado para lograr la conversión de los pecadores, inspirándole el Santísimo Rosario. Con esta arma venció Santo Domingo a miles y miles de herejes, ganados para la verdad y el santo amor de la fe católica. Y después en el correr de los siglos, almas incontables han subido al cielo, merced a tan saludable devoción, debida a la gracia y misericordia de la Santísima Virgen María.

 

Oración final para todos los días

 

Santísima Virgen de las Mercedes, Madre queridísima y Reina soberana de mi corazón. Yo os consagro en este día todo mi ser y os pido mercedes para todas mis necesidades. Os consagro mi inteligencia para que Vos la iluminéis con la lumbre de fe viva; os consagro mi corazón para que Vos lo gobernéis con la dulce y segura fuerza de vuestro amor; mi cuerpo y mis sus sentidos para que para que Vos los guardéis de obras malas; os consagro mi vida, para Vos la conduzcáis por los caminos de Dios; que son los del cielo y la eterna dicha. 

Y humildemente os pido mercedes para todas mis necesidades; la merced de vuestro poderoso auxilio contra los tres mortales enemigos del alma: mundo, demonio y carne; las pompas del mundo, las tentaciones del demonio, y las malas inclinaciones de la carne; y finalmente la perseverancia en la Divina Gracia para salvarme.

Quiero vivir y morir en la dulce y dichosa esclavitud de vuestro amor. No me abandonéis, oh mi amada Virgen de las Mercedes; guiadme en la vida, asistidme en la muerte y recibidme en la gloria. Amén. 

 

Tres Avemarías para que la Virgen María, Redentora de cautivos, nos libre del cautiverio de los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne, y nos conceda la gracia que le pedimos.

Avemaría... (x 3)