16 de enero
San Marcelo I, papa y mártir
Marcelo, romano, Pontífice desde Constancio y Galerio hasta Majencio. Por sus exhortaciones, Lucina, matrona romana, hizo a la Iglesia heredera de sus bienes. Habiendo aumentado en Roma el número de los fieles, instituyó nuevos títulos a fin de administrar el bautismo y la penitencia a los cristianos. Para utilidad de los fieles, y para dar sepultura a los Mártires, dividió la ciudad en distritos. Por esta razón, Majencio, ardiendo de ira, amenazó a Marcelo con suplicios, si no deponía el pontificado e inmolaba a los ídolos.
Despreciando las palabras insensatas de Majencio, éste le envió a las cuadras imperiales para cuidar bestias alimentadas por el erario público. Allí Marcelo vivió por espacio de nueve meses con ayunos, sin interrumpir la oración, visitando por medio de cartas las parroquias que no podía visitar personalmente. Librado por los clérigos romanos, fue recibido en la casa de la bienaventurada Lucina, donde consagró una iglesia, designada hoy con el título de San Marcelo. Allí los cristianos oraban, y el bienaventurado Marcelo predicaba.
Sabidas por Majencio estas cosas, mandó trasladar a aquella iglesia las bestias de las cuadras imperiales, y que Marcelo las guardase. Fue en aquel lugar donde nuestro Santo, atormentado por su fetidez y abrumado de tribulaciones, se durmió en el Señor. Fue sepultado en el cementerio de Priscila, vía Salaria, por la bienaventurada Lucina, el día 16 de enero. Gobernó 5 años, 1 mes y 25 días. Escribió una carta a los obispos de la Aquitania, sobre el primado de la Iglesia romana, probando que ha de ser llamada “Cabeza de las Iglesias”. Y afirmando que ningún concilio es legítimo sin la autoridad del Pontífice romano. En el mes de diciembre ordenó en Roma 25 presbíteros, 2 diáconos y 21 obispos para diversos lugares.
Preciosa es a los ojos del Señor.
La muerte de sus santos
Santa María y todos los santos intercedan por nosotros ante el Señor, para que merezcamos ser ayudados y salvados por Aquél que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.
Oremos.
Señor, escucha con clemencia las súplicas de tu pueblo, para que seamos ayudados por intercesión de San Marcelo, papa y mártir, cuya muerte gloriosa celebramos. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén