ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Por
la señal…
Acto de contrición. Señor mío Jesucristo…
Súplica al Padre Pío del
Papa Juan Pablo II
Humilde
y amado padre Pío, enséñanos también a nosotros, te pedimos, la humildad del
corazón para formar parte de los pequeños del Evangelio, a quienes el Padre les
ha prometido revelar los misterios de su Reino.
Ayúdanos
a rezar sin cansarnos nunca, seguros de que Dios conoce lo que necesitamos,
antes de que se lo pidamos.
Danos
una mirada de fe capaz de capaz de reconocer con prontitud en los pobres y en
los que sufren el rostro mismo de Jesús.
Apóyanos
en la hora del combate y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la
alegría del sacramento del perdón.
Transmítenos
tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y nuestra.
Acompáñanos
en la peregrinación terrena hacia la patria bienaventurada, donde esperamos
llegar también nosotros para contemplar para siempre la Gloria del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Se le la meditación para cada
día. Terminada la lectura y después de unos breves instantes se concluye.
DÍA 5. VIRTUD DE LA PRUDENCIA
Enseña la Iglesia
con respeto a la virtud de la prudencia: “La prudencia dispone la razón a
discernir, en cada circunstancia, nuestro verdadero bien y a elegir los medios
adecuados para realizarlo. Es guía de las demás virtudes, indicándoles su regla
y medida.”
Referente a la
prudencia, decía el Padre Pío: “Debes tener siempre prudencia y amor. La
prudencia pone los ojos, el amor pone las piernas. El amor, que pone las
piernas, querría correr a Dios, pero su impulso para lanzarse hacia él es ciego
y podría tropezar en ocasiones si no estuviese guiado por la prudencia que pone
los ojos. La prudencia, cuando ve que el amor puede ser desenfrenado, le presta
los ojos.”
“Recorred con
sencillez el camino del Señor y no atormentéis vuestro espíritu. Odiad, sí,
vuestros defectos pero con un odio tranquilo y no perturbador e inquieto. Es
necesario tener paciencia con ellos y sacar ventaja de los mismos por un santo
abajamiento. Cuando falta esta paciencia, mis buenas hijas, vuestras
imperfecciones, en vez de disminuir, crecen cada vez más, porque no hay nada
que nutra tanto nuestros defectos como la inquietud y la preocupación por
quererlos alejar.”
PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS
Pídase
la gracia que se desea alcanzar por intercesión del glorioso Padre Pio.
Padrenuestro,
Avemaría y Gloria.
OH
DIOS, que a San Pío de Pietrelcina,
sacerdote capuchino, le has concedido el insigne privilegio de participar, de modo admirable, de la
pasión de tu Hijo: concédeme, por su intercesión, la gracia de que
ardientemente deseo; y otórgame, sobre todo,
que yo me conforme a la muerte de Jesús
para alcanzar después la gloria
de la resurrección. Amén.
Y se dice tres veces.
San
Pío de Pietrelcina,
R/. Ruega por nosotros.