sábado, 21 de marzo de 2015

CUARESMA CON SANTA TERESA DE JESÚS: LA LUZ, EL PECADO Y LA OSCURIDAD


LA LUZ, EL PECADO Y LA OSCURIDAD

Yo se de una persona a quien quiso nuestro Señor manifestar cómo quedaba un alma cuando peca mortalmente. Dice esa persona que si los que pecan supiesen lo que hacen, nadie pecaría, aunque los sufrimientos que tuviesen que soportar para huir de las ocasiones fuesen los más terribles que se pueden imaginar. Y tuvo un inmenso deseo de que todo el mundo lo comprendiera. Os de a vosotras, hijas, el deseo de rogar mucho a Dios por lo que están en pecado todos sumergidos en la oscuridad, y así son sus obras. El alma que por su culpa se aparta de esta fuente y se planta en otra de muy negrísima agua y de muy mal olor todo lo que nace de ella es la misma desventura y suciedad. La fuente y aquel sol resplandeciente que está en el centro del alma no pierden su resplandor y hermosura sino que viven así siempre dentro del alma y no existe nada que pueda despojarlos de su hermosura. Mas si un cristal puesto al sol se cubriese con un paño muy negro, claro está que aunque el sol de en él, su claridad no iluminará el cristal cubierto. ¡Oh, almas redimidas por la sangre de Jesu! ¡Comprended vuestra grandeza y tened lástima de vosotras! ¿Cómo es posible que entendiendo esto no procuréis quitar este estiércol de este cristal? ¡Oh, Jesús, qué pena da ver un alma separada de esta luz!... (I M 2, 2),