JUEVES
DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Le rogó uno de los fariseos que fuera
a comer con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se puso a la mesa. Cuando he aquí que una mujer de la ciudad,
que era, o había sido, de mala conducta, luego que supo que se había puesto a
la mesa en casa del fariseo, trajo un vaso de alabastro lleno de bálsamo o
perfume; y arrimándose por detrás a sus pies,
comenzó a bañárselos con sus lágrimas, y los limpiaba con los cabellos y los
besaba, y derramaba sobre ellos el perfume. Lo que viendo el fariseo que le había
convidado, decía para consigo: Si este hombre fuera profeta, bien conocería
quién, y qué tal es la mujer que le está tocando, o que es una mujer de mala
vida. Jesús respondiendo a su
pensamiento, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Di, maestro, respondió
él. Cierto acreedor tenía dos deudores,
uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta. No teniendo ellos con qué pagar, perdonó a
ambos la deuda. ¿Cuál de ellos a tu parecer le amará más? Respondió Simón: Hago
juicio que aquel a quien se perdonó más. Y le dijo Jesús: Has juzgado
rectamente. Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Yo
entré en tu casa, y no me has dado agua con que se lavaran mis pies; mas ésta
ha bañado mis pies con sus lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. Tú no
me has dado el ósculo de paz; pero ésta desde que llegó no ha cesado de besar
mis pies. Tú no has ungido con óleo o perfume mi cabeza; y ésta ha derramado
sobre mis pies sus perfumes. Por todo lo cual te digo que le son perdonados
muchos pecados, porque ha amado mucho. Que ama menos aquel a quien menos se le
perdona. En seguida dijo a la mujer: Perdonados te son tus pecados. Y luego los
convidados empezaron a decir interiormente: ¿Quién es éste que también perdona
pecados?
Mas él dijo a la mujer: Tu fe te ha
salvado, vete en paz.
Lucas 7,36-50.