VIERNES
DE LA I SEMANA DE PASIÓN
Conmemoración
de los siete dolores de Nuestra Señora
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Entonces los sumos sacerdotes y
fariseos, juntaron consejo, y dijeron: ¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos
milagros. Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y
arruinarán nuestra ciudad y la nación. En
esto uno de ellos llamado Caifás, que era el sumo sacerdote de aquel año, les
dijo: Vosotros no entendéis nada en esto, ni reflexionáis que os conviene el
que muera un solo hombre por el bien del pueblo, y no perezca toda la
nación. Mas esto no lo dijo por
iniciativa propia; sino que, como era el sumo sacerdote aquel año, sirvió de
instrumento a Dios, y profetizó que Jesús había de morir por la nación,
y no solamente por la nación judaica,
sino también para congregar en un cuerpo a los hijos de Dios, que estaban
dispersos. Y así desde aquel día no
pensaban sino en hallar medio de hacerle morir.
Por lo que Jesús ya no se dejaba ver en público entre los judíos, antes
bien se retiró a un territorio vecino al desierto, en la ciudad llamada Efrén,
donde moraba con sus discípulos.
Juan 11,47-54.