EL ROSTRO DE CRISTO
«Cuando pienses en el
Señor, o en su vida y Pasión, acuérdate de su mansísimo y hermoso rostro, que
es grandísimo consuelo. Será como un recuerdo suave que cale en tu memoria.
Podrá llegar a quedar tan esculpida en tu mente esta imagen gloriosísima, que
jamás se borre de ella hasta que la veas adonde para sin fin la puedas gozar».