LA ORACIÓN
DE QUIETUD, EL PERFUME DEL ESPOSO
En esta oración de que estoy hablando,
que yo llamo de quietud, porque el sosiego que produce en todas las potencias
parece que conforta todo el hombre interior y exterior, como si le echasen en
los tuétanos una unción suavísima de un gran perfume de muchas esencias, sin
que sepamos lo que es ni dónde está aquel perfume, sino que nos penetra
totalmente, así parece que es este amor suavísimo de nuestro Dios. Se introduce
en el alma con gran suavidad y la contenta y la satisface y no puede entender
cómo y por dónde entra aquél bien. Querría no perderlo, querría no menearse ni
hablar ni aún mirar, para que no se le fuese. Y esto es lo que dice aquí la
esposa a mi propósito, que dan de sí los pechos del Esposo olor muy bueno, más
que los ungüentos (Mdt C 4, 2).