ESFORCÉMONOS
A HACER PENITENCIA EN ESTA VIDA
¿Qué será de la pobre
alma que, acabada de salir de tales dolores y trabajos como son los de la
muerte, cae luego en ellas? ¡Qué mal descanso le viene!; ¡qué despedazada irá
al infierno!; ¡qué multitud de serpientes de diferentes maneras!; ¡qué temeroso
lugar!; ¡qué desventurado hospedaje! Pues para una noche una mala posada se
sufre mal, si es persona regalada (que) (12) son los que más deben de ir allá),
pues posada de para siempre, para sin fin, ¿qué pensais sentirá aquella triste
alma?
Que no queramos
regalos, hijas; bien estamos aquí; todo es una noche la mala posada. Alabemos a
Dios. Esforcémonos a hacer penitencia en esta vida. Mas ¡qué dulce será la
muerte de quien de todos sus pecados la tiene hecha y no ha de ir al
purgatorio! ¡Cómo desde acá aun podrá ser comience a gozar de la gloria! No
verá en sí temor sino toda paz. (C 40, 9)