COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DÍA
SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA
PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL
Forma Extraordinaria del Rito Romano
La figura de este
gran santo, aun permaneciendo más bien oculta, reviste una importancia
fundamental en la historia de la salvación. Ante todo, al pertenecer a la tribu
de Judá, unió a Jesús a la descendencia davídica, de modo que, cumpliendo las
promesas sobre el Mesías, el Hijo de la Virgen María puede llamarse
verdaderamente "hijo de David". El evangelio de san Mateo, en
especial, pone de relieve las profecías mesiánicas que se cumplen mediante la
misión de san José: el nacimiento de
Jesús en Belén (Mt 2, 1-6); su paso por Egipto, donde la Sagrada Familia se
había refugiado (Mt 2, 13-15); el sobrenombre de "Nazareno" (Mt 2,
22-23).
En todo esto se
mostró, al igual que su esposa María, como un auténtico heredero de la fe de
Abraham: fe en Dios que guía los
acontecimientos de la historia según su misterioso designio salvífico. Su
grandeza, como la de María, resalta aún más porque cumplió su misión de forma
humilde y oculta en la casa de Nazaret. Por lo demás, Dios mismo, en la Persona
de su Hijo encarnado, eligió este camino y este estilo —la humildad y el
ocultamiento— en su existencia terrena.
El ejemplo de san
José es una fuerte invitación para todos nosotros a realizar con fidelidad,
sencillez y modestia la tarea que la Providencia nos ha asignado. Pienso, ante
todo, en los padres y en las madres de familia, y ruego para que aprecien
siempre la belleza de una vida sencilla y laboriosa, cultivando con solicitud
la relación conyugal y cumpliendo con entusiasmo la grande y difícil misión
educativa.
Que san José obtenga
a los sacerdotes, que ejercen la paternidad con respecto a las comunidades
eclesiales, amar a la Iglesia con afecto y entrega plena, y sostenga a las
personas consagradas en su observancia gozosa y fiel de los consejos
evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. Que proteja a los trabajadores
de todo el mundo, para que contribuyan con sus diferentes profesiones al
progreso de toda la humanidad, y ayude a todos los cristianos a hacer con
confianza y amor la voluntad de Dios, colaborando así al cumplimiento de la
obra de salvación.
BENEDICTO XVI, 19 de marzo de 2006