jueves, 2 de febrero de 2023

DÍA 2. NOVENA A LA VIRGEN DE LOURDES.

NOVENA

A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

HOMENAJE AL PAPA BENEDICTO XVI

 

ORACIONES PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES Oración del Venerable Pío XII

 

Dóciles a la invitación de tu voz maternal, oh Virgen Inmaculada de Lourdes, acudimos a tus pies en la humilde gruta donde aparecisteis para indicar a los extraviados el camino de la oración y penitencia, dispensando a los que sufren las gracias y prodigios de tu soberana bondad.

Recibid, oh Reina compasiva, las alabanzas y súplicas que pueblos y naciones, unidos en la angustia y la amargura, elevan confiados a Ti.

¡Oh blanca visión del paraíso, aparta de los espíritus las tinieblas del error con la luz de la fe!

¡Oh mística rosa, socorre las almas abatidas, con el celeste perfume de la esperanza!

¡Oh fuente inagotable de aguas saludables, reanima los corazones endurecidos, con la ola de la divina caridad!

Haz que nosotros tus hijos, confortados por Ti en las penas, protegidos en los peligros, apoyados en las luchas, amemos y sirvamos a tu dulce Jesús, y merezcamos los goces eternos junto a Ti. Amén

 

SEGUNDO DÍA.

LA 2ª APARICIÓN

La segunda aparición tuvo lugar el domingo 14 de febrero de 1858. Bernardita siente una fuerza interior que la empuja a volver a la Gruta. Sus padres no quieren que vaya, pero finalmente ceden.

Después de la primera decena del rosario, Bernardita ve aparecer a la misma Señora. Bernardita le tiró agua bendita para asegurarse que venía de Dios. La Virgen sonrío cuando el agua tocó sus pies, tomó el rosario y se persignó con él. Empezaron ambas a rezarlo.

A esta sonrisa de la Virgen se refiere Benedicto XVI diciendo: “Desear contemplar la sonrisa de la Virgen no es dejarse llevar por una imaginación descontrolada. La Escritura misma nos la desvela en los labios de María cuando entona el Magnificat: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador” (Lc 1,46-47). Cuando la Virgen María da gracias a Dios nos convierte en testigos. María, anticipadamente, comparte con nosotros, sus futuros hijos, la alegría que vive su corazón, para que se convierta también en la nuestra. Cada vez que se recita el Magnificat nos hace testigos de su sonrisa. Aquí, en Lourdes, Bernardita contempla de un modo totalmente particular esa sonrisa de María. Ésa fue la primera respuesta que la Hermosa Señora dio a la joven vidente que quería saber su identidad. Antes de presentarse a ella algunos días más tarde como “la Inmaculada Concepción”, María le dio a conocer primero su sonrisa, como si fuera la puerta de entrada más adecuada para la revelación de su misterio.

En la sonrisa que nos dirige la más destacada de todas las criaturas, se refleja nuestra dignidad de hijos de Dios, la dignidad que nunca abandona a quienes están enfermos. Esta sonrisa, reflejo verdadero de la ternura de Dios, es fuente de esperanza inquebrantable.

En la sonrisa de la Virgen está misteriosamente escondida la fuerza para continuar la lucha contra la enfermedad y a favor de la vida. También junto a Ella se encuentra la gracia de aceptar sin miedo ni amargura el dejar este mundo, a la hora que Dios quiera.

Sí, buscar la sonrisa de la Virgen María no es un infantilismo piadoso, es la aspiración de los que tienen mayor madurez espiritual y saben reconocer precisamente su debilidad y su pobreza ante Dios.”

Bernardita comienza a sufrir por las burlas y mofas contra ella.

 

 

ORACIONES PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

 

Pídase la gracia que se desea alcanzar por la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes.

3 Avemarías

 

Consagración a la Virgen

de Santa Bernardita

Oh María, tú te convertiste en mi Madre en el colmo del dolor y de la prueba, por eso debo tener una gran y completa confianza en Ti.

 Cuando esté sujeto a la prueba de las criaturas y expuesto a la tentación y a la desolación de mi alma, vendré a refugiarme en tu Corazón, mi buena Madre, y te suplicaré que no me dejes perecer, que me concedas la gracia de ser sumiso y confiado en la prueba, siguiendo tu ejemplo, de sufrir con amor.

Que, como tú, yo permanezca al pie de la Cruz y clavado en la Cruz, si tal es el beneplácito de tu amado Hijo.

¡Jamás podrá perecer un hijo devoto de María! Madre mía, ten piedad de mí; me entrego enteramente a Ti, para que Tú me entregues a tu amado Hijo, a quien quiero amar con todo mi corazón.

Madre mía, dame un corazón ardiente por Jesús.

Amén.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santa Bernardita Souburius, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios,

rogad por nosotros.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.