jueves, 16 de febrero de 2023

Capítulo 25.1. PERMANENTE REFORMA DE TODA NUESTRA VIDA. CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL

Capítulo 25.1
PERMANENTE REFORMA

DE TODA NUESTRA VIDA. Primera parte

 

CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL

Libro primero De la imitación de Cristo

 

 

ORACIONES PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y hagamos un acto de fe, esperanza y caridad:

ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD

Creo en Dios Padre; Creo en Dios Hijo; Creo en Dios Espíritu Santo;  Creo en la Santísima Trinidad;  Creo en mi Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero.

Espero en Dios Padre;  Espero en Dios Hijo;  Espero en Dios Espíritu Santo;  Espero en la Santísima Trinidad;  Espero en mi Señor Jesucristo,  Dios y hombre verdadero.

Amo a Dios Padre;  Amo a Dios Hijo;  Amo a Dios Espíritu Santo;  Amo a la Santísima Trinidad;  Amo a mi Señor Jesucristo,  Dios y hombre verdadero. Amo a María santísima, madre de Dios  y madre nuestra y amo a mi prójimo  como a mí mismo.

Amo a San José, a  los ángeles y a mis hermanos los santos,  particularmente a mis santos patrones y protectores. Amo a los que me aman, mis familiares y amigos, amo a los que me odian y a los que les soy molesto o indiferente.  Amo a los que he hecho mal o he inducido a pecar. Pido para ellos y para mí, las gracias necesarias para la salvación. Amén.     

 

Capítulo 25
PERMANENTE REFORMA

DE TODA NUESTRA VIDA. Primera parte

1. Sé atento y cuidadoso en servir a Dios y medita con frecuencia: ¿A qué has venido? ¿Por qué te has retirado del mundo? ¿Acaso no fue por vivir para Dios y transformarte en persona del Espíritu? Anímate, pues, a progresar, porque pronto vas a recibir el premio de tus esfuerzos, y no habrá para ti más temor ni dolor al final. Ahora trabajarás poco y encontrarás magnífico descanso y perpetua alegría. Si te mantienes fiel y entusiasta en tus acciones Dios, sin duda, será más fiel y generoso en retribuirte.

2. Cierta persona sufría gran angustia fluctuando frecuentemente entre el miedo y la confianza; un buen día, cargado de tristeza, se arrojó delante de un altar en la Iglesia para orar y revolviendo dentro de sí los pensamientos, decía: "Si supiera por cuánto tiempo más iré a perseverar en el servicio de Dios...". Al instante escuchó interiormente la respuesta divina: "Sabiendo esto ¿cómo te comportarías? Haz ahora lo que harías entonces y estarás bien seguro". A partir de ahí, consolado y reconfortado, se ofreció a la voluntad divina y cesó la angustia y confusión. No quiso investigar con curiosidad para saber qué pasaría con él en el futuro sino más bien se preocupó de inquirir cuál sea la perfecta y satisfactoria voluntad de Dios (Rm 12, 2) para empezar y completar toda buena obra.

3. "Confía en el Señor y haz el bien," dice el salmista, "habita tu tierra y serás alimentado con sus riquezas" (Sal 37, 3). La causa principal por la que muchos se retraen de su progresiva y animosa reforma es el horror a las dificultades y al esfuerzo del combate. Por eso, progresarán más que otros en las virtudes cristianas quienes empleen todas sus energías en vencer valerosamente lo que más les dificulta y contraría. Porque allí cada uno aprovecha más, y merece gracias más amplias donde se vence más a sí mismo y se mortifica por el Espíritu.

4. Pero no todos tienen que vencer y mortificar lo mismo. Sin embargo, el aplicado y con espíritu de competencia será más valeroso en su aprovechamiento, aunque tenga fuertes pasiones que otro de temperamento tranquilo menos fervoroso para las virtudes. Dos cosas ayudan especialmente para una profunda reforma: sustraerse con violencia de todo aquello a que nos inclina nuestra naturaleza desviada y perseguir con ardor el bien que más nos hace falta. Procura también precaver y vencer lo que más frecuentemente te desagrada en los demás.

5. En todas partes procura tu perfeccionamiento de manera que si ves o escuchas buenos ejemplos puedas llegar a imitarlos. Si encuentras algo reprensible cuídate de no hacerlo igual. O si alguna vez lo hiciste, inmediatamente dedícate a corregirlo. Así como tus ojos miran a los demás igualmente los otros se fijan en ti. ¡Qué feliz y grato es contemplar a los hermanos entusiastas y devotos, condescendientes y disciplinados!. ¡Qué triste y pesado es ver que van de aquí para allá, sin objetivo los que no realizan aquello para lo que fueron llamados!. ¡Qué dañino es despreciar el propósito de su vocación y dirigir sus facultades a lo que no se les encomendó!.

6. Acuérdate de la decisión que asumiste y proponte como modelo al Crucificado. Bien puedes avergonzarte, contemplando la vida de Jesucristo que hasta ahora no te preocupaste de imitarlo más a Él aunque hace largo tiempo que estás en el camino de Dios. La persona religiosa que con dedicación y devoción trate de ejercitarse en la vida y pasión del Señor, encontrará que le son útiles y necesarias mayormente y que no le es posible encontrar nada mejor fuera de Jesús. ¡Si Jesús crucificado viniera a nuestro corazón qué pronto y suficientemente seríamos enseñados!

 

 

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración recitando las preces de las letanías del santo nombre de Jesús.

 

PRECES DE LAS LETANÍAS

DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS

Jesús, óyenos. Jesús, óyenos

Jesús, escúchanos. Jesús, escúchanos

Sednos propicio, perdónanos, Jesús

Sednos propicio, escúchanos, Jesús

De todo mal, líbranos, Jesús

De todo pecado, líbranos, Jesús

De tu ira,  líbranos, Jesús

De las asechanzas del demonio, líbranos, Jesús

Del espíritu impuro, líbranos, Jesús

De la muerte eterna, líbranos, Jesús

Del menosprecio de tus inspiraciones, líbranos, Jesús

Por el misterio de tu santa encarnación, líbranos, Jesús

Por tu natividad, líbranos, Jesús

Por tu infancia, líbranos, Jesús

Por tu divinísima vida, líbranos, Jesús

Por tus trabajos, líbranos, Jesús

Por tu agonía y pasión,  líbranos, Jesús

Por tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús

Por tus sufrimientos, líbranos, Jesús

Por tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús

Por tu resurrección, líbranos, Jesús

Por tu ascensión, líbranos, Jesús

Por tu institución de la santísima eucaristía,  líbranos, Jesús

Por tus gozos, líbranos, Jesús

Por tu gloria, líbranos, Jesús

 

Oremos:

Señor nuestro Jesucristo, que dijiste: pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; te suplicamos nosotros que pedimos la ternura de tu divino amor, que, amándote de palabra, de obra y de todo corazón, nunca dejemos de bendecir tu santo nombre.

Haz, Señor, que reine siempre en nosotros un temor respetuoso y un amor ardiente a tu santo nombre; ya que tu providencia no abandona jamás a los que has establecido en la solidez de tu amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.