Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Le contestó: «Voy yo a curarlo». Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: «En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes». Y dijo Jesús al centurión: «Vete; que te suceda según has creído». Y en aquel momento se puso bueno el criado.
COMENTARIOS AL EVANGELIO
POR LA FE, NOS ACERCARMOS A JESÚS. San Agustín de Hipona
LA NACIÓN JUDÍA CONOCIÓ Y CRUCIFICÓ; LAS DEMÁS NACIONES DE LA TIERRA OYERON Y CREYERON. San Agustín
SANTA TERESA DE JESÚS: OS DIGO QUE QUIEN NO LO SEA, Y NO LO LLEGUE A RECIBIR COMO AMIGO... A ESE NO SE LE MANIFESTARÁ
- BENEDICTO XVI SALUS NOSTRA DOMINUS IESUS
- LA ORACIÓN. Dom Gueranger
- EL AYUNO. Santo Tomás de Aquino
- LAS CUALIDADES DE LA ORACIÓN Y SUS FRUTOS. Homilía