viernes, 10 de febrero de 2023

Capítulo 22.1. CONSIDERACIÓN DE LAS LIMITACIONES HUMANAS. CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL

Capítulo 22.1
CONSIDERACIÓN DE LAS LIMITACIONES HUMANAS

CONSEJOS ÚTILES PARA LA VIDA ESPIRITUAL

Libro primero De la imitación de Cristo

 

 

ORACIONES PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y hagamos un acto de fe, esperanza y caridad:

ACTO DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD

Creo en Dios Padre; Creo en Dios Hijo; Creo en Dios Espíritu Santo;  Creo en la Santísima Trinidad;  Creo en mi Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero.

Espero en Dios Padre;  Espero en Dios Hijo;  Espero en Dios Espíritu Santo;  Espero en la Santísima Trinidad;  Espero en mi Señor Jesucristo,  Dios y hombre verdadero.

Amo a Dios Padre;  Amo a Dios Hijo;  Amo a Dios Espíritu Santo;  Amo a la Santísima Trinidad;  Amo a mi Señor Jesucristo,  Dios y hombre verdadero. Amo a María santísima, madre de Dios  y madre nuestra y amo a mi prójimo  como a mí mismo.

Amo a San José, a  los ángeles y a mis hermanos los santos,  particularmente a mis santos patrones y protectores. Amo a los que me aman, mis familiares y amigos, amo a los que me odian y a los que les soy molesto o indiferente.  Amo a los que he hecho mal o he inducido a pecar. Pido para ellos y para mí, las gracias necesarias para la salvación. Amén.     

 

Capítulo 22
CONSIDERACIÓN DE LAS LIMITACIONES HUMANAS. Primera parte

1. Eres miserable donde sea que vayas y a quien quiera que te dirijas si no te conviertes a Dios. ¿Por qué te desconciertas cuando no te sucede conforme quieres y deseas? ¿Quién posee todas las cosas según su voluntad? Ni yo, ni tú, ni ninguna otra persona sobre la tierra. Ninguno permanece en este mundo sin alguna tribulación o angustia aunque sea Estadista o Prelado. ¿Quién es el que está mejor? Por supuesto, el que está dispuesto a sufrir un poco por Dios.

2. Dicen muchos ignorantes y endebles: mira, qué buena vida se pasa esa persona, qué rico, qué poderoso y de elevada posición; pero presta atención a los regalos divinos y verás que todos esos bienes intranscendentes nada valen sino que son muy inestables, causan graves agobios y nunca se poseen sin preocupación y temor. No consiste la felicidad del ser humano en tener sobreabundancia de bienes materiales sino que es suficiente una vida moderada. Ya es bastante dificultoso vivir sobre la tierra. Mientras uno más desee espiritualizarse más amarga será para él la presente vida porque siente mejor y más claramente las faltas producidas por la corrupción de muchas personas. Porque comer, beber, estar despierto, dormir, descansar, trabajar y estar sometido a tantos condicionamientos por las necesidades de la naturaleza humana de verdad constituye gran limitación  y pesadumbre para quien sirve a Dios y quisiera sentirse desligado y libre de toda acción culpable.

3. Muy sobrecargado se encuentra el hombre interior por las necesidades naturales en este mundo. De ahí que el Profeta suplica con devoción que pueda verse libre de ellas, diciendo: "Arráncame, Señor, de mis angustias" (Sal 25, 17). Infelices los que no reconocen su miseria y más infelices los que prefieren esta vida miserable y pervertida. Porque existen tantos tan abrazados a ella, que con tal de poseer lo apenas indispensable, ya sea esforzándose o mendigando, si les fuera posible, la pasarían sin atender para nada al Reino de Dios.

4. ¡Qué insanos y de infiel corazón los que tan profundamente se hallan sumergidos en las preocupaciones inmediatas que sólo son capaces de saborear los placeres sensuales!. Pero finalmente estos infelices terminarán por reconocer qué rastrero e inconsistente era lo que amaron. Los santos de Dios y todos los auténticos amigos de Cristo no atendieron a las satisfacciones de sus sentidos ni a lo que florecía en esta vida sino que con todo su esfuerzo e intención anhelaban los bienes eternos; orientaban todo su deseo elevándolo a lo duradero e invisible no fuera que el amor a las cosas visibles viniera a traerlos abajo. No pierdas, hermano, la confianza de progresar en la vida espiritual: todavía tienes tiempo y oportunidad.

 

PARA FINALIZAR TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración recitando las preces de las letanías del santo nombre de Jesús.

 

PRECES DE LAS LETANÍAS

DEL SANTO NOMBRE DE JESÚS

Jesús, óyenos. Jesús, óyenos

Jesús, escúchanos. Jesús, escúchanos

Sednos propicio, perdónanos, Jesús

Sednos propicio, escúchanos, Jesús

De todo mal, líbranos, Jesús

De todo pecado, líbranos, Jesús

De tu ira,  líbranos, Jesús

De las asechanzas del demonio, líbranos, Jesús

Del espíritu impuro, líbranos, Jesús

De la muerte eterna, líbranos, Jesús

Del menosprecio de tus inspiraciones, líbranos, Jesús

Por el misterio de tu santa encarnación, líbranos, Jesús

Por tu natividad, líbranos, Jesús

Por tu infancia, líbranos, Jesús

Por tu divinísima vida, líbranos, Jesús

Por tus trabajos, líbranos, Jesús

Por tu agonía y pasión,  líbranos, Jesús

Por tu cruz y desamparo, líbranos, Jesús

Por tus sufrimientos, líbranos, Jesús

Por tu muerte y sepultura, líbranos, Jesús

Por tu resurrección, líbranos, Jesús

Por tu ascensión, líbranos, Jesús

Por tu institución de la santísima eucaristía,  líbranos, Jesús

Por tus gozos, líbranos, Jesús

Por tu gloria, líbranos, Jesús

 

Oremos:

Señor nuestro Jesucristo, que dijiste: pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad y os abrirán; te suplicamos nosotros que pedimos la ternura de tu divino amor, que, amándote de palabra, de obra y de todo corazón, nunca dejemos de bendecir tu santo nombre.

Haz, Señor, que reine siempre en nosotros un temor respetuoso y un amor ardiente a tu santo nombre; ya que tu providencia no abandona jamás a los que has establecido en la solidez de tu amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.