DÍA 11. SANGRE DE CRISTO, EMANANDO EN LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Mes de julio a la preciosísima Sangre de Jesús
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ante Jesús Sacramentado, visitándolo en el Sagrario ya presencialmente, ya espiritualmente, recitemos la siguiente oración compuesta por san Alberto Magno:
ORACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS
de San Alberto Magno
Yo te adoro, Oh Preciosa Sangre de Jesús, flor de la creación, fruto de virginidad, instrumento inefable del Espíritu Santo, y me regocijo al pensar que tú viniste de la gota de la sangre virginal sobre la cual el amor eterno imprimió su movimiento; Tú fuiste asumida por la Palabra y deificada en Su persona.
Yo estoy embargado de emoción cuando pienso de tu paso del corazón de la Santísima Virgen al corazón de la Palabra, y, siendo vivificada por el aliento de la Divinidad, volviéndote adorable porque te volviste la sangre de Dios.
Yo te adoro dentro de las venas de Jesús, preservada en su humanidad como el maná en la urna de oro, el memorial de la Redención eterna que El cumplió durante los días de su vida terrenal. Yo te adoro, Sangre de la nueva y eterna alianza, fluyendo de las venas de Jesús en Getsemaní, de la carne arrancada por los latigazos en el Pretorio, de sus manos y pies perforados y de su costado abierto en el Gólgota. Yo te adoro en los Sacramentos, en la Eucaristía, donde yo sé que estás sustancialmente presente...
Pongo toda mi confianza en Ti, Oh Sangre adorable, nuestra Redención, nuestra regeneración. Cae, gota a gota, en los corazones que se han alejado de Ti y suavízalos de su dureza.
Oh adorable Sangre de Jesús, lava nuestras manchas, sálvanos de la ira del ángel vengador. Irriga la Iglesia; hazla fructífera con apóstoles y trabajadores de milagros, enriquécela con almas que sean santas, puras y radiantes con belleza divina. Amén.
DÍA 11. SANGRE DE CRISTO, EMANANDO EN LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Los soldados llevaron a Cristo hacia el interior del pretorio, le quitaron sus ropas echándole por encima un manto de color púrpura, le colocaron una corona de espinas que fue trenzada por ellos mismos. La corona de espinas tenía forma de casquete, confeccionada por ramas vegetales, y Jesús la llevó hasta ser bajado de la cruz. Las duras y punzantes espinas debían tener aproximadamente 2 centímetros y medio, y ocasionaron múltiples lesiones punzantes en el cuero cabelludo, el cráneo y la cara de Jesús, con heridas sangrantes que cubrieron de sangre todo el rostro de Jesús.
Todo ello era una burla satánica al Rey de reyes y Señor de Señores.
Adoremos esa bendita Sangre derramada por nosotros y adoremos a nuestro Rey que con tanto dolor y sufrimiento nos ha rescatado del pecado y del dominio de Satanás. Ofrezcámosle nuestra obediencia a sus mandamientos, yugo suavísimo para las almas santas. Reparemos tantos pecados de soberbia, de amor propio, de deseos de relevancia y aceptación malsana. Reparemos también nuestras rebeldías y respetos humanos. Arrojemos tantos malos pensamientos y vanos de nuestra mente, y pidamos la gracia de vivir cada instante en la presencia de Dios.
PROPÓSITO: Renovar durante el día la presencia de Dios, pues en él nos movemos y existimos.
JACULATORIA: Sangre de Cristo, emanando en la coronación de espinas, sálvanos.
Para finalizar: