miércoles, 9 de abril de 2025

10 DE ABRIL SAN MACARIO ARZOBISPO DE ANTIOQUÍA (+1012)

 


10 DE ABRIL

SAN MACARIO

ARZOBISPO DE ANTIOQUÍA (+1012)

ABRAMOS el Martirologio Romano. Día 10 de abril: «En Antioquía, San Macario, célebre por sus milagros y virtudes». El elogio es sobrio, pero cumplido. Paralelemos ahora la vida del Santo con esta rotunda apología —monumento autorizado y solemne, dentro de su sencillez— que la Iglesia hace de su santidad.

Nace en Armenia, mediado el siglo x, de un matrimonio cristiano y distinguido. Sus padres, que han estado largo tiempo sin tener hijos, lo reciben como regalo del Cielo. Y por esta causa le imponen en el Bautismo el nombre de Macario, que en griego significa bien venido. Los primeros pasos del niño discurren en el seno de la familia, ya bajo la tutela paterna, ya cabe su tío —Arzobispo de Antioquía—, quien desde luego toma a pechos su formación. En estas dos escuelas aprende a un mismo tiempo las letras sagradas y profanas y la ciencia sublime de la santidad. A ello contribuye no poco su carácter de oro, su piadoso corazón, su vivísimo deseo de saber y su natural inclinación a la virtud- Prendas tan preclaras inducen a su tío a encaminarle al sacerdocio, y le confiere los Sagrados Órdenes.

El Joven clérigo se conquistó pronto las simpatías de todos por su manera de ser dulce y afable, por su inalterable paciencia y por la sabia solución que sabía dar a los negocios. Muchos empezaron a señalarle como el más digno sucesor del Prelado, cuya salud era muy precaria...

En efecto. La elección se lleva a cabo en vida y por iniciativa del propio Arzobispo, el cual, presintiendo su cercana muerte, reúne al pueblo en la iglesia y le habla de este modo:

— Amados hijos: ha llegado para mí la hora de tornar a Dios. Mi único deseo en estos momentos es el de daros un sucesor santo y capaz. Libres sois para elegir a quien os plazca; empero, permitidme recomendaros a quien desde la infancia ha crecido a mi lado...

El clamor unánime de la muchedumbre no dejó oír las últimas palabras del Arzobispo:

—Sí, dadnos a Macario por pastor; sólo a él queremos.

No fue tan fácil lograr el consentimiento del Santo. Pero, al fin, tras humildes protestas, se vio obligado a rendirse a la manifiesta voluntad de Dios, que se complace en exaltar a los que nunca han tenido sueños de grandezas humanas.

Con esta elevación sus virtudes cobran un relieve extraordinario: su vida se hace más grave, sin perder la dulzura; su santidad aparece más heroica, su celo más abnegado, su prestigio más limpio, su sabiduría más eminente. Se diría que su consejo es más sabio, su palabra más santa, su vida más ejemplar. Nada le es ajeno: instruye al pueblo con sencillas homilías, canta el heroísmo de los Santos, refuta las argucias de los herejes, vela por la integridad del clero, socorre a los necesitados, visita a los enfermos... En su vida se da el bello y vigoroso contraste de ser todo corazón para los demás y de acero para consigo mismo. Bajo los solemnes hábitos pontificales lleva rudo cilicio; los pocos momentos que concede al sueño 'lo hace sobre unas tablas, y en la oración derrama tal copia de lágrimas que ha de tener siempre al lado un pañuelo.

Para sancionar tan santa vida Dios envía el milagro. Los más aprovechados son los leprosos, «sus amigos»: el menor contacto con Macario basta para curarlos. «Con un simple signo de su mano —asegura el biógrafo— curaba a Cuantos enfermos le presentaban. Todo en la naturaleza le obedecía».

Pero el calor de la popularidad le asfixia. Cuando oye que le llaman «santo», se mira con horror. Hasta que un buen día, con resolución varonil, da lo que tiene a los pobres, renuncia a la dignidad episcopal y se hace peregrino mendicante. Así llega hasta los Santos Lugares, anheloso de besar con sus labios la tierra bendita hollada por la planta del Redentor y perfumada con su sangre divina. Visita Cafarnaúm —«la Ciudad de Jesús»—, Naím, Caná, Nazaret, Getsemaní, el Calvario... No le es indiferente ninguna circunstancia que pueda despertar en su alma una lágrima de amor y agradecimiento. En Jerusalén predica a los sarracenos, que le denuestan y encarcelan, siendo libertado milagrosamente por un ángel. Este prodigio convierte a los enemigos en admiradores, con alarma de su humildad.

Y fue .la humildad la que, a la postre, Iq arrojó de Jerusalén, como antes le arrojara de Antioquía...

La última etapa del viaje de Macario se extiende a través del Epiro y la Dalmacia, Baviera y Flandes. Es una carrera apostólica esmaltada de maravillas, donde el milagro sigue siendo el mayor enemigo de la humildad. En Baviera libra de un mal incurable a la esposa del mesonero que le da albergue; en Malinas apaga un voraz incendio con la señal de Ja cruz; en Maubeuge castiga con la lepra a un irreverente; en Cambrai se le abren solas las puertas de la iglesia; en Tournai apaga una revuelta popular…

El año 1011 entró triunfalmente en Gante. Sin advertirlo había llegado a la meta de su peregrinación. Todavía vino a sonar dulce y ligero en su oído el murmullo de la patria lejana; pero se cumplieron los planes de la Providencia, y murió el 10 de abril del siguiente año, víctima de su celo en favor de los apestados. La iglesia de Nuestra Señora de Gante enciende en este día la antorcha de su fe y de su amor en el altar bendito del Santo Peregrino.