Capítulo VIII
DE LAS PROMESAS DEL CORAZÓN DE JESÚS
1. ¿Cuál es la prueba más sorprendente de la caridad del Corazón de Jesús y del deseo que tiene de ser amado?
Esta prueba se nos ofrece con toda evidencia en las espléndidas promesas hechas a sus devotos.
2. ¿Dónde constan estas promesas?
Constan en los escritos de Santa Margarita María.
3. ¿Qué clase de certeza originan las revelaciones particulares?
Engendran una certeza moral tanto mayor cuanta más garantía ofrece el testigo, pero no la certeza absoluta con que prestamos adhesión a las palabras de Jesucristo, consignadas en el Evangelio. Éstas se creen con fe divina; aquéllas, con fe humana.
4. ¿No ofrecen especiales garantías de veracidad las promesas divulgadas por Santa Margarita María?
Ciertamente la extraordinaria rapidez con que se difundió la nueva devoción, las reiteradas aprobaciones de los Sumos Pontífices y, el mismo proceso de canonización de Santa Margarita María son pruebas muy fehacientes de la autenticidad de las revelaciones hechas a la Santa y, en consecuencia, de las promesas que contienen.
5. ¿Qué fin se propuso el divino Corazón al formular semejantes promesas?
No pudo ser otro que el de apremiarnos, con la perspectiva de magnificas recompensas, a devolverle amor por amor y, mediante esto, a practicar con mayor perfección las virtudes propias de nuestro estado.
6. ¿Son muchas las promesas del Sagrado Corazón?
Más de sesenta podrían extractarse de los escritos de la Santa.
Las hay generales para todos los devotos del Corazón de Jesús; las hay también especiales para los sacerdotes, las Comunidades religiosas, los celadores de la devoción. A veces nos brindan bienes temporales, como la paz, el éxito, etc.; pero casi siempre regalados favores espirituales.
7. ¿Cuáles son las principales?
Dejando a un lado la Gran Promesa, que será objeto de un estudio especial, citaremos las once restantes, en su forma tradicional:
1ª Daré a mis devotos todas las gracias necesarias a su estado.
2ª Daré paz a sus familias.
3ª Los consolaré en todas sus aflicciones.
4ª Seré su refugio seguro durante la vida y principalmente en la hora de la muerte.
5ª Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
6ª Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
7ª Las almas tibias se volverán fervorosas.
8ª Las almas fervorosas se elevarán con rapidez a alta perfección.
9 ª Bendeciré las casas en las que la imagen de mi Corazón sea expuesta y honrada.
10ª Favoreceré a los sacerdotes con un arte especial para conmover los corazones más duros.
11ª Las personas qué propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón sin que jamás sea borrado de él.
Tales promesas traducen fielmente el pensamiento
cuando no las mismas palabras de Margarita María. Se encuentran reiteradamente
en la voluminosa correspondencia de la Santa.
Jamás devoción alguna fue sancionada con tan preciado galardón. Y quien las
leyere con atención y se fijara en su número, en su calidad y en su
importancia, se llenaría de estupor si no estuviera bien penetrado del infinito
amor del Corazón de Jesús y de las “inescrutables riquezas de Cristo”,
ponderadas por San Pablo.
8. ¿No brinda el Corazón de Jesús promesas muy halagüeñas a sus devotos para la hora de la muerte?
Si, parece que el dulcísimo Corazón de Jesús, tiene especial complacencia en reiterar a sus fieles amantes la promesa de endulzar su última hora constituyéndose, en trance tan decisivo, puerto seguro y lugar de refugio contra las postreras asechanzas del enemigo infernal.
9. ¿Cuáles son las palabras de Santa Margarita María acerca de esto?
Solía decir la Santa: « ¡Ah! ¡Cuán dulce es morir después de haber profesado una tierna y constante devoción a Aquel que nos ha de juzgar!»