LA IGLESIA CUIDA DEL HOMBRE
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la
Iglesia (nn. 62-65)
Con su enseñanza social, la Iglesia quiere
anunciar y actualizar el Evangelio en la compleja red de las relaciones
sociales: fecundar y fermentar la sociedad misma
con el Evangelio. El mundo es el
campo de trabajo de la Iglesia y de los cristianos, es la viña a la que el
Señor nos manda, es el mar al que el Señor nos invita a adentrarnos… Pero hemos
de ver el mundo como lugar de evangelización, no solo como el lugar al que
hemos de dirigirnos para conseguir “adeptos”… En este sentido la Iglesia tiene
la tarea de “cuidar del hombre”, creado por Dios a su imagen
y semejanza, llamado a la vida del cielo. Cuidar del hombre implica por tanto
la preocupación de la Iglesia por lo que acontece, se decide, se vive en el
mundo… y no puede vivir “despreocupada” o “alienada” de él, como si no fuese
con ella, como si no fuese con nosotros...
Con su doctrina social, actualiza en los
acontecimientos históricos el mensaje de liberación y redención de Cristo, el
Evangelio del Reino: que penetra los corazones, disponiéndolos a
cultivar pensamientos y proyectos de amor, de justicia, de libertad y de paz. La
Iglesia siempre tiene una palabra para el mundo de hoy y para cada acontecimiento,
porque su palabra es la Palabra de Dios que es viva y eficaz, que habla a todos
y de todo, que siempre es actual y responde a los interrogantes y
circunstancias en la que el hombre se encuentra a lo largo de la historia y de
la propia vida. Aun sabiendo que no vaya a ser escuchada, la Iglesia tiene la
misión de proclamar esta Palabra para que resuene en todo el orbe. Callarse es
pecado de omisión o de comodidad.
La Iglesia, con su doctrina social, no sólo
no se aleja de la propia misión, sino que es estrictamente fiel a ella: nada
del orden de la creación y de lo humano es extraño o queda excluido del orden
sobrenatural y teologal de la fe y de la gracia, sino más bien es en él
reconocido, asumido y elevado. Muchos desearían que la Iglesia solo
hablase de lo espiritual, del mundo sobrenatural, de las realidades celestiales…
pero la Iglesia habla de todo, porque todo está llamado a ser salvado por
Jesucristo. La Iglesia habla de política, habla de economía, habla de moral,
hablar de medios de comunicación y de mil cosas más que forma la realidad del
mundo porque puede y debe hacerlo, pues el Evangelio ha de impregnar todas la
realidad. Lógicamente, esta voz de la Iglesia se hace molesta y, por eso,
tantas veces se la quiere hacer callar y silenciar.
Realizando esta misión, anunciado este
evangelio, la Iglesia se revela a los hombres como « sacramento
universal de salvación », pues el único Salvador del mundo,
Jesucristo nuestro Señor, quiso fundar su Iglesia para que los hombres como el
arca de Noé se salven en ella.