Homilía de maitines
SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
HOMILIA DE SAN BEDA,
VENERABLE, PRESBITERO
Libro 2 cap 28
sobre el cap. 6 de San Marcos, t. 4
El trabajo de los discípulos en el gobierno de la
nave, y el viento que les era contrario, designan los diferentes trabajos de la
santa Iglesia, la cual se esfuerza con llegar al reposo de la patria celestial
como a puerto seguro en medio de las olas contrarias del siglo y de las
embestidas de los espíritus inmundos. Y muy bien se hace notar, que la nave
estaba en medio del mar, y que Jesús estaba solo en la tierra, ya que no pocas
veces la Iglesia, no solo se halla afligida por las persecuciones de los Gentiles,
sino que perecería, si fuere posible, abandonada temporalmente por su Redentor.
He ahí aquella exclamación de la Iglesia, cuando
acosada por las olas y las tempestades de sus pruebas, pide auxilio y
protección, gimiendo y clamando; “¿Por qué, Señor, os mantenéis lejos de mí,
desdeñándome en la necesidad y la tribulación?”. Apropiase también las palabras
del enemigo que la persigue, añadiendo los siguientes versículos del mismo
salmo: “Porque él dice para sí: Dios todo lo olvida y vuelve su rostro para no
ver nunca nada”
Con
todo, “El no olvida la oración de los pobres, ni apara su rostro de los que
esperan en él, antes por el contrario ayuda a los que pelean a fin de que
puedan vencer, y corona a los vencedores. Por lo cual aquí se dice manifiestamente
que vio a sus discípulos mientas se fatigaban remando. Les vio el Señor
trabajando en el mar, aunque él estaba en la tierra. Porque si bien parece que
de momento difiere el auxiliar a los atribulados, con todo no deja de
fortalecerlos con su mirada para que no desfallezcan en las tribulaciones. Y
aun algunas veces les socorre manifiestamente, como si el anduviese sobre las
aguas y calmase las olas tempestuosas.
Transcrito por Dña. Ana Mª Galvez