MIÉRCOLES DE LA I SEMANA DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Evangelio según San Mateo 12,38-50.
Entonces
algunos escribas y fariseos le dijeron: «Maestro, queremos ver un milagro
tuyo». Él les contestó: «Esta generación perversa y adúltera exige una
señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y
tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres
noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra. Los hombres de
Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen;
porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que
es más que Jonás. Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se
levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la
tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que
Salomón. Cuando el espíritu inmundo sale del hombre anda vagando por
lugares áridos en busca de reposo y no lo encuentra. Entonces dice:
“Volveré a mi casa de donde salí”. Y al volver la encuentra deshabitada,
barrida y arreglada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus
peores que él y se mete a habitar allí; y el final de aquel hombre resulta peor
que el comienzo. Así le sucederá a esta
generación malvada». Todavía estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre
y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él. Uno se lo
avisó: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo»*. Pero
él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son
mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en
los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».