lunes, 25 de julio de 2022

DÍA 26. SANGRE DE CRISTO, ESPERANZA DE LOS QUE HACEN PENITENCIA

DÍA 26. SANGRE DE CRISTO, ESPERANZA DE LOS QUE HACEN PENITENCIA

Mes de julio a la preciosísima Sangre de Jesús

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Ante Jesús Sacramentado, visitándolo en el Sagrario ya presencialmente, ya espiritualmente, recitemos la siguiente oración compuesta por san Alberto Magno:

 

ORACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS

de San Alberto Magno

Yo te adoro, Oh Preciosa Sangre de Jesús, flor de la creación, fruto de virginidad, instrumento inefable del Espíritu Santo, y me regocijo al pensar que tú viniste de la gota de la sangre virginal sobre la cual el amor eterno imprimió su movimiento; Tú fuiste asumida por la Palabra y deificada en Su persona.

Yo estoy embargado de emoción cuando pienso de tu paso del corazón de la Santísima Virgen al corazón de la Palabra, y, siendo vivificada por el aliento de la Divinidad, volviéndote adorable porque te volviste la sangre de Dios.

Yo te adoro dentro de las venas de Jesús, preservada en su humanidad como el maná en la urna de oro, el memorial de la Redención eterna que El cumplió durante los días de su vida terrenal. Yo te adoro, Sangre de la nueva y eterna alianza, fluyendo de las venas de Jesús en Getsemaní, de la carne arrancada por los latigazos en el Pretorio, de sus manos y pies perforados y de su costado abierto en el Gólgota. Yo te adoro en los Sacramentos, en la Eucaristía, donde yo sé que estás sustancialmente presente...

Pongo toda mi confianza en Ti, Oh Sangre adorable, nuestra Redención, nuestra regeneración. Cae, gota a gota, en los corazones que se han alejado de Ti y suavízalos de su dureza.

Oh adorable Sangre de Jesús, lava nuestras manchas, sálvanos de la ira del ángel vengador. Irriga la Iglesia; hazla fructífera con apóstoles y trabajadores de milagros, enriquécela con almas que sean santas, puras y radiantes con belleza divina. Amén.

 

26. Sangre de Cristo, esperanza de los que hacen penitencia

La pasión de nuestro Señor Jesucristo y, particularmente su sangre preciosísima, declaran la gravedad del pecado y la necesidad que todos tenemos de hacer penitencia si queremos alcanzar el perdón de nuestros pecados y la salvación de nuestra alma.

La penitencia cristiana no se entiende simplemente como un ejercicio de autodominio o como desprecio del cuerpo, sino como la respuesta del corazón contrito y humillado que movido por la gracia quiere corresponder al amor misericordioso de Dios que perdona sus pecados. Esta penitencia conlleva un dolor de los pecados y un rechazo firme de ellos, así como el firme propósito de no volver a pecar ayudado y confiando en la gracia de Dios.

La confianza de los penitentes está puesta en la sangre de Cristo. “Por buscarme, te sentaste agotado; por redimirme, sufriste en la cruz, ¡que tanto esfuerzo no sea en vano!” –canta la Iglesia en la secuencia Dies Irae.

La impenitencia es la dureza del corazón y la resistencia a la gracia de la conversión. Es uno de los pecados contra el Espíritu Santo. Su fin es la condenación.

 

PROPÓSITO: Agradecer al Señor la institución del Sacramento de la Penitencia y no dejar pasar este día sin ofrecer pequeños sacrificios en reparación por nuestros pecados.

 

JACULATORIA: Sangre de Cristo, esperanza de los que hacen penitencia, sálvanos.

 

Para finalizar:

LETANÍAS DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO