domingo, 24 de julio de 2022

PROCURA ADQUIRIR LA SABIDURÍA… San Jerónimo


 

PROCURA ADQUIRIR LA SABIDURÍA… San Jerónimo

 

Lecciones del II Nocturno de Maitines

 

De la Carta de San Jerónimo, Presbítero, a Nepociano.

Epístola 2, vol. 1.

David, con setenta años, tan belicoso en otro tiempo, sentíase tan abatido por el frío, que le era imposible entrar en calor. Buscáronle una doncella israelita, Abisag, que habitase con él y le reanimase. ¿Quién es esta Sunamita, esposa y virgen a la vez, tan ardorosa que comunique su ardor al rey, y tan santa que no despierte en él pasión alguna? Diga el sapientísimo Salomón, amigo de la paz, en qué halló su padre, rey guerrero, sus delicias: “Procura adquirir la sabiduría, alcanzar la prudencia, y no te olvides ni apartes de las palabras de mi boca. No abandones la sabiduría, porque ella será tu protectora; ámala, y ella será tu salvación. El principio de la sabiduría es trabajar para adquirirla. A costa de lo que posees, procura adquirir la prudencia; esfuérzate para alcanzarla, y ella te ensalzará; te llenará de gloria cuando la estreches en tus brazos. Añadirá adornos a tu cabeza, y ceñirá tus sienes con esclarecida Corona.”

Las energías del cuerpo se enervan en los ancianos; mientras la sabiduría aumenta en ellos, todo lo demás decrece: los ayunos, las vigilias, el dormir en el duro suelo, el acudir incansablemente a todas partes, el ejercicio de la hospitalidad, el amparar a los pobres, la oración frecuente y perseverante, las visitas a los enfermos, el trabajo manual consagrado a la limosna; todas las actividades corporales decrecen a medida que se debilita el cuerpo.

No digo que los jóvenes que deben su ciencia al trabajo y a un estudio asiduo, como también a una vida santa y al hábito de orar a nuestro Señor Jesucristo, permanezcan fríos ante la sabiduría, y que su culto no languidezca en muchos viejos. Sí digo que el adolescente tiene que sostener muchas luchas, y que, en medio de los atractivos del vicio y de las tentaciones de la carne, la sabiduría, como el fuego debajo de leña verde, se halla ahogada y no puede lanzar su llama. En cambio, el que, al formarse en las artes liberales, medita día y noche la ley del Señor, se hace más docto con los años, más apto con el ejercicio, más prudente, y, en sus días avanzados, recoge los frutos más dulces de sus anteriores estudios.