jueves, 21 de julio de 2022

DÍA 22. SANGRE DE CRISTO, QUE ENGENDRA VÍRGENES

DÍA 22.- SANGRE DE CRISTO, QUE ENGENDRA VÍRGENES

Mes de julio a la preciosísima Sangre de Jesús

 

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Ante Jesús Sacramentado, visitándolo en el Sagrario ya presencialmente, ya espiritualmente, recitemos la siguiente oración compuesta por san Alberto Magno:

 

ORACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE DE JESÚS

de San Alberto Magno

Yo te adoro, Oh Preciosa Sangre de Jesús, flor de la creación, fruto de virginidad, instrumento inefable del Espíritu Santo, y me regocijo al pensar que tú viniste de la gota de la sangre virginal sobre la cual el amor eterno imprimió su movimiento; Tú fuiste asumida por la Palabra y deificada en Su persona.

Yo estoy embargado de emoción cuando pienso de tu paso del corazón de la Santísima Virgen al corazón de la Palabra, y, siendo vivificada por el aliento de la Divinidad, volviéndote adorable porque te volviste la sangre de Dios.

Yo te adoro dentro de las venas de Jesús, preservada en su humanidad como el maná en la urna de oro, el memorial de la Redención eterna que El cumplió durante los días de su vida terrenal. Yo te adoro, Sangre de la nueva y eterna alianza, fluyendo de las venas de Jesús en Getsemaní, de la carne arrancada por los latigazos en el Pretorio, de sus manos y pies perforados y de su costado abierto en el Gólgota. Yo te adoro en los Sacramentos, en la Eucaristía, donde yo sé que estás sustancialmente presente...

Pongo toda mi confianza en Ti, Oh Sangre adorable, nuestra Redención, nuestra regeneración. Cae, gota a gota, en los corazones que se han alejado de Ti y suavízalos de su dureza.

Oh adorable Sangre de Jesús, lava nuestras manchas, sálvanos de la ira del ángel vengador. Irriga la Iglesia; hazla fructífera con apóstoles y trabajadores de milagros, enriquécela con almas que sean santas, puras y radiantes con belleza divina. Amén.

 

22.-Sangre de Cristo, que engendra vírgenes

“La virginidad –dice san Agustín– es una forma especial de la continencia por la que se dedica, consagra y reserva al Autor mismo del cuerpo y del alma la integridad corporal".

La vocación a la virginidad es una predilección divina.  Es respuesta total a la llamada de Aquel que nos amó primero (1 Juan 4,19) derramando su sangre por nosotros como acto de amor.

Aquellos que deciden seguir al Cordero Inmaculado por la senda de la virginidad entregan sus personas en la totalidad de su ser, sin reservarse nada para sí, ni para nadie que no sea Dios.  En el amor de Cristo que se manifiesta al darnos su propia carne y sangre en la Eucaristía encuentran la razón de su entrega, el ánimo para su oblación, el sentido de su vida inmolada.

El mundo desprecia la virginidad, porque desprecia el sacrificio de Cristo. 

 

PROPÓSITO: Rezar y ofrecer algún sacrificio por las personas consagradas a Dios y las vocaciones religiosas.

 

JACULATORIA: Sangre de Cristo, que engendra vírgenes, sálvanos.

 

Para finalizar:

LETANÍAS DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO