12 de marzo
SAN GREGORIO MAGNO, Papa, Confesor y Doctor
El que los guardare y enseñare (a los mandamientos),
ese será tenido por grande en el reino
de los cielos.
(Mateo,
5,19).
La ciencia sublime y las heroicas virtudes de San Gregorio Magno inspiraron al Papa Pelagio II la idea de sacarlo del monasterio para hacerlo cardenal, y, más tarde, al clero y al pueblo de Roma la de elevarlo al trono pontificio. Ocultóse a fin de evitar esta dignidad; pero una columna de fuego reveló el lugar de su retiro, y puso en evidencia la voluntad de Dios a su respecto. En esta alta dignidad hizo brillar su profunda humildad, su admirable ciencia, y tantas otras virtudes que verdaderamente lo han hecho magno ante Dios y ante los hombres. Murió en el año 604.
MEDITACIÓN SOBRE LA VIDA DE SAN GREGORIO MAGNO
I. Grandes cosas ha hecho San Gregorio. Abandonó el mundo para hacerse religioso; hizo cesar la peste que asolaba a Roma; envió misioneros que convirtieron a Inglaterra; dictó gran número de decretos para el bien común de la Iglesia. ¿Qué has hecho tú hasta ahora por Dios, que sea semejante? ¿Te has privado de algún gusto? ¿Has convertido a algún pecador? ¡Pluguiera a Dios que por lo menos a ti mismo te hubieras convertido del todo! Por ahí debes comenzar.
II. San Gregorio ha sido grande por su ciencia; prueba de ello son sus doctos escritos, la doctrina que contienen es toda celestial; esto no debe asombrarnos, puesto que el Espíritu Santo se le aparecía a menudo, bajo forma de paloma, y le dictaba lo que debía escribir. No puedes escribir libros como los de este santo, pero puedes leerlos y extraer de ellos la ciencia de la salvación; puedes instruir a tus subordinados y enseñarles los misterios de nuestra fe; puedes consolar a los enfermos y a los af1igidos. ¿Lo haces tú?
III. Este santo Papa nunca se manifestó más grande que en los sufrimientos y en las humillaciones. Soportaba los crueles dolores de la gota con paciencia admirable. Rechazaba las alabanzas y se hacía llamar siervo de los siervos de Dios, y daba de comer a los pobres. Durante mucho tiempo rehusó el soberano pontificado. ¿No es ser grande pisotear lo más elevado que hay en el mundo? Es una grande y rara virtud hacer Cosas grandes e ignorar su mérito. (San Bernardo).
La humildad
Orar por el Sumo Pontífice.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis concedido al alma de vuestro siervo San Gregorio las recompensas de la beatitud eterna, haced, benignamente, que sus oraciones junto a Vos nos libren del peso abrumador de nuestros pecados. Por J. C. N. S. Amén.