DÍA28. LA ASUNCIÓN. ¿QUIÉN ES ESTA QUE SUBE?
ORACIONES PARA TODOS LOS DÍAS
wPara comenzar todos los días
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Bendita sea la Santísima Trinidad que formó a María Santísima Inmaculada desde el primer instante de su ser, conservándola pura antes del parto, en el parto y después del parto, y enriqueciéndola con todas las gracias y dones de su divino Espíritu, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (x 3)
ORACIÓNA MARÍA SANTÍSIMA
Soberana Reina de los cielos, Abogada de los pecadores y consuelo de todos los afligidos, que quisiste inspirar al gran Patriarca Santo Domingo de Guzmán, tu fiel siervo, la devoción del Santísimo Rosario, para que con ella pudiera vencer a los obstinados herejes albigenses, enemigos implacables de nuestra Religión y de nuestra fe, proveyendo al mismo tiempo en ella un medio sencillo y eficacísimo para conseguir vuestra protección y atraer sobre nuestra alma las gracias del cielo; alcánzanos de tu divino Hijo, nuestro adorable Redentor, que hagamos este santo ejercicio del mes de Octubre a Ti consagrado, con la mayor piedad, atención y recogimiento, para que por este medio consigamos ser, durante toda nuestra vida, incansables devotos de tu Santísimo Rosario. Tú, ¡oh, Virgen María, cuyas gracias y misericordias para con los que te invocan, no se agotan jamás, haz que en estos días participemos de ellas con mayor abundancia, a fin de que, considerando en esta vida tus virtudes y procurando al mismo tiempo imitarlas, podamos algún día cantar tus alabanzas en la gloria por toda la eternidad. Amén.
w Meditación para cada día y oración final.
DÍA VIGÉSMOCTAVO
¿QUIÉN ES ESTA, QUE SUBE COMO LA NACIENTE AURORA, BELLA COMO LA LUNA, ESCOGIDA COMO EL SOL? (Cant 6, 9)
PUNTO 1º- Uno de los prodigios que se realizaron en el tránsito de María Santísima, según afirma San Juan Damasceno, fue reunirse milagrosamente todos los Apóstoles para acompañarla en aquellos momentos supremos y recoger su último aliento. Y era esto, en verdad, muy justo y conveniente. Porque si ella había sido su Maestra después de la Ascensión de su divino Hijo, y si, por otra parte, había hecho para con ellos oficios de Madre cariñosa, debían darle los Apóstoles, por su parte, esta última muestra de cariño y de amor sobre la tierra. Además, quería su divino Hijo honrar de esta manera su dichosa muerte, para que nada glorioso faltara en los últimos instantes de la vida de María. ¡Qué lágrimas tan tiernas derramarían aquellos hombres apostólicos, al contemplar a María en el lecho, no de dolor, sino de consuelo, en que debía exhalar su último aliento! ¡Cuánto sentirían perder su compañía, dulcísima, y no volver a escuchar aquella voz más que angelical de María! Tú, alma mía, no sientes tanto el verte privada de sus celestiales consuelos, pues de otra manera, procurarías amarla cada vez más y profesarle mayor devoción. Pero con rezarle todos los días algunas plegarias, muchas veces sin recogimiento, crees que ya has cumplido con los deberes de buen hijo para con la Madre que más te ama.
PUNTO 2º- Los Apóstoles depositaron el cuerpo de María, después de su muerte, en Getsemaní, como afirma el mismo San Juan Damasceno. Desde este instante no dejaron de oírse en aquel lugar dulces himnos, ejecutados por voces de ángeles, músicas celestiales y otras cosas sobrenaturales, que demostraban claramente la gloria con que Dios quería honrar a su Madre Santísima. Pero al cabo de tres días, estas armonías y estos cánticos cesaron. Admirados los Apóstoles, abrieron el sepulcro para ver y adorar otra vez el cuerpo de María, y poder descifrar aquel inesperado silencio. Mas ¡cuál fue su sorpresa, al ver que ya no estaba en el sepulcro el cuerpo de María! Sólo se percibía en él un suavísimo olor, superior a los olores y perfumes más agradables de este mundo. Entonces \comprendieron los Apóstoles que el Señor, para premiar sus inmensas virtudes, había trasladado a María en cuerpo y alma al cielo, como así lo cree la Iglesia fundada en esta tradición.
PUNTO 3º- Pero aún no has considerado, alma mía, el recibimiento espléndido, incomparable, que en el cielo hicieron a María, las jerarquías angélicas. Todos los espíritus celestiales se admiraban de verá una humana criatura rodeada de tanta gloria y adornada con tan heroicas virtudes. ¿Quién es ésta -se preguntarían con Salomón- que sube del desierto, como naciente aurora, apoyada en el hombro de su amado, que es Jesucristo, bella como la luna, escogida como el sol? Y todos a una voz responderían, formando nutrido coro: Esta es la Madre de nuestro Creador; la Inmaculada desde el primer instante de su ser, la Virgen sin mancha, la corredentora del humano linaje, la reina de los cielos. Y después de esto, todos se postrarían reverentes a su paso, hasta que María ocupó el trono que tenía al lado de su divino Hijo. ¡Qué gloria tan singular! ¿No te fastidian, alma mía, las cosas terrenas, recordando éstas tan celestiales y puras?
ORACIÓN A JESÚS INTRODUCIENDO
A SU MADRE SANTÍSIMA EN EL CIELO
Oh, Piadosísimo Consolador de los que te aman, Jesús amantísimo, ¡cuánta honra das a tu Purísima Madre, para premiar sus virtudes y hacer que el mundo la considere, en adelante, como su principal modelo después de Vos! Yo quisiera profesarle una ternísima y singular devoción; ya que por medio de ella tienes determinado concedernos todas tus gracias y ya que, al mismo tiempo, ella es mi más cariñosa Madre. Mas ni aun esto consigo, sólo con mis propias fuerzas. Para todo necesito de tu gracia, que jamás niegas al que se muestra humilde para contigo y reconoce su miseria. Yo, pues, Jesús mío, haciéndote ante todo presente mi extrema necesidad, te pido que me ayudes a amar a tu madre dulcísima con todas mis fuerzas, para que por medio, de ella logre siempre conservarme; en tu amistad y de esta manera conseguir la eterna gloria. Amén.
Obsequio a María: Dar alguna limosna especial, si nos es posible, para el culto de María y propagación de su devoción predilecta el Santo Rosario.
w Oraciones para terminar cada día:
La Virgen María prometió a Santa Matilde y a otras almas piadosas que quien rezara diariamente tres avemarías, tendría su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte. Confiados en tal promesa, invoquemos a la Madre de Dios diciendo:
Dios te Salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén. (x 3)
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.
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