DÍA 2. NOVENA EN HONOR A JESUCRISTO,
REY DEL UNIVERSO
PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Dios mío y Padre mío, que sois infinitamente bueno, os amo con todo mi corazón, y por lo mucho que os amo, me pesa de haberos ofendido.
Omnipotente y sempiterno Dios, que quisisteis restaurar en vuestro querido Hijo, Rey del Universo, todas las cosas, concédenos que todas las familias de las naciones disgregadas por la herida del pecado se sometan a su suavísimo imperio. Que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
***
"Cristo, adivina quién te ha herido". ¡Oh Jesús amante y bueno!, aquella noche triste de tu Pasión tus ojos divinos veían a través de los siglos todos nuestros pecados y olvidos que tan dolorosamente herían tu divino Corazón, tanto, que para que tu pureza no te hiciese huir de nosotros, no tus verdugos, sino el amor vendó tus ojos, a fin de que no vieses más que almas que se perdían si Tú las dejabas.
Haz que esas almas a las que tu sangre y tus lágrimas han lavado y purificado lleguen a amarte con tanto entusiasmo, que se cierren sus ojos a todo lo que no seas Tú, Rey de sus amores.
Haz, Señor, que los hombres te conozcan y te amen. Amén.
Obsequio. Cerrar los ojos a todo lo que no sea Jesús.
***
PARA FINALIZAR CADA DÍA
+Pídase la gracia que se desea alcanzar en esta novena.
(breve silencio)
Uniendo mi corazón al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas, rezaré:
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
INVOCACIONES FINALES
Eterno Padre, derrama tus misericordias sobre toda la tierra, reino de tu Hijo Jesús. Amén.
¡Oh Cristo Rey!, establece tu paz en tu reino. Amén.
Espíritu Santo, abrasa al mundo en tu purísima y ardiente amor. Amén.
Madre querida, une cada vez más y más a tu Hijo Divino, todo misericordia, con tus hijos, todo miseria. Amén.
San José, enséñanos a amar a Jesús y a María. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.
***
La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925 para ser celebrada solemnemente el último domingo del mes de octubre. La Iglesia del Salvador está dedicada a la liturgia romana según las rúbricas de 1962 en la que la fiesta mantiene su fecha de celebración original.
***
Querido hermano: Si te ha gustado, compártelo con tus familiares y amigos.