miércoles, 10 de febrero de 2016

UN CRISTIANO NO DEBE ATRAER LAS MIRADAS. San Agustín de Hipona


Homilía de maitines

MÍERCOLES DE CENIZA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

Homilía de San Agustín, obispo
Libro del Sermón del Señor en el monte, cap. 12, tomo 4
Es bien manifiesto, que la voluntad del Señor es los preceptos que nos ha dado, no es otra sino la de dirigir todas nuestra intenciones a los goces del alma, no sea que buscando la recompensa en esta vida, nos conformemos con este siglo, perdiendo la promesa de una felicidad tanto más sólida y firme, cuanto más íntima: aquella  “para la cual nos escogió Dios, a fin de hacernos conformes a la imagen de su Hijo”. Respecto a este particular hay que notar que la jactancia no solamente puede hallarse en el esplendor y pompa de las cosas corporales, sino también en el aspecto desaliñado que se finge para manifestar austeridad. Y es tanto más peligrosa cuanto engaña con el pretexto de servicio de Dios.
A la verdad, aquel que se distingue por un inmoderado cuidado del cuerpo y del vestido, y por el lujo de las demás cosas, con este solo proceder ya demuestra que sigue las pompas del siglo, y a nadie engaña con la simulada apariencia de santidad. Es cuanto a aquel que haciendo profesión de vida cristiana atrae a sí los ojos de los demás por su sordidez y miseria, si esto la hace de intento y no por necesidad, por sus demás obras puede conjeturarse si le mueve el desprecio de la vanidad  o algún motivo de ostentación. Por esto el Señor nos ordena que nos guardemos de los lobos vestidos con piel de oveja. “Por sus frutos, nos dice, le conoceréis.”

La experiencia nos enseña que cuando a los tales  les faltan las ventajas que con aquellas ficciones  suelen o piensan conseguir, ellos mismos descubren muy bien si son ovejas o lobos vestidos con pieles de ovejas. Un cristiano, no obstante, no debe atraer las miradas de los hombres con adornos superfluos, pretextando que frecuentemente los hipócritas se encubren bajo exterior austero y pobre para engañar a los incautos. No porque los lobos se cubran algunas veces con pieles de ovejas, las ovejas deben despojarse de las suyas.