Homilía de maitines
LUNES DE LA I SEMANA DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
HOMILÍA DE SAN AGUSTÍN,
OBISPO
Libro de la fe,
y las obras, cap. 15, vol. 4, cerca de la mitad
Si se puede conseguir la vida eterna sin la
observancia de los mandamientos, o sea con la sola fe, “la cual sin las obras
es muerta”, ¿cómo podremos admitir lo que Cristo dirá a los que estarán a su
izquierda: “Id al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus
ángeles”, reprendiéndoles no ya de su falta de fe, sino por no haber practicado
buenas obras?. Y en efecto, a fin de que nadie crea poder conseguir la vida
eterna con la sola fe, la cual es muerta si no va acompañada de buenas obras,
dice que hará la selección de todos los pueblos que se hallan mezclados en unos
mismos pastos. Por lo cual es evidente, que aquellos que le responderán:
“Señor, ¿Cuándo te vimos sufrir tales y tales cosas, y no vinimos en tu
auxilio?”, serán aquellos que habrán creído en él, pero que no se habrán
preocupado de hacer obras buenas, como si fuese posible llegar a la vida eterna
con el solo mérito de una fe muerta.
Por ventura irán al fuego eterno los que no hicieron
obras de misericordia, y no irán los que se apoderaron de lo ajeno, o, también
los que hayan corrompido en si mismos el templo de Dios, siendo de esta suerte
crueles contra si propios; como si las obras de misericordia fuesen de algún
provecho sin la caridad? Dice el apóstol: “Aunque distribuya todo lo mío a los
pobres, si no tengo caridad, de nada me aprovecha. ¿Por ventura hay quien ame a
su prójimo como a sí mismo, si no se ama a sí mismo?. Pues el que ama la
iniquidad, aborrece a su alma”
Y no se incurra en la equivocación de varios, según
los cuales el Evangelista habla de un fuego eterno, pero no de arder en el
eternamente. Creen que el fuego eterno solo lo atravesaran aquellos que tienen
la fe muerta, pero a los cuales prometen la salvación mediante el fuego. De
suerte que el mismo fuego sea eterno, mas la combustión, esto es, la operación
del fuego, no sea en ellos eterna.
Previendo
el Señor este error, termina su sentencia con las palabras siguientes: “Así
irán ellos a la combustión eterna, más los justos a la vida eterna”. Por
consiguiente la combustión será eterna como el fuego. Y la Verdad nos asegura
que a ella eran los que carecieren, no de fe, sino de buenas obras.
Transcrito por Dña. Ana Mª Galvez