lunes, 15 de febrero de 2016

FE Y OBRAS. San Agustín de Hipona

Homilía de maitines

LUNES DE LA I SEMANA DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano

HOMILÍA DE SAN AGUSTÍN, OBISPO
Libro de la fe, y las obras, cap. 15, vol. 4, cerca de la mitad
Si se puede conseguir la vida eterna sin la observancia de los mandamientos, o sea con la sola fe, “la cual sin las obras es muerta”, ¿cómo podremos admitir lo que Cristo dirá a los que estarán a su izquierda: “Id al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles”, reprendiéndoles no ya de su falta de fe, sino por no haber practicado buenas obras?. Y en efecto, a fin de que nadie crea poder conseguir la vida eterna con la sola fe, la cual es muerta si no va acompañada de buenas obras, dice que hará la selección de todos los pueblos que se hallan mezclados en unos mismos pastos. Por lo cual es evidente, que aquellos que le responderán: “Señor, ¿Cuándo te vimos sufrir tales y tales cosas, y no vinimos en tu auxilio?”, serán aquellos que habrán creído en él, pero que no se habrán preocupado de hacer obras buenas, como si fuese posible llegar a la vida eterna con el solo mérito de una fe muerta.
Por ventura irán al fuego eterno los que no hicieron obras de misericordia, y no irán los que se apoderaron de lo ajeno, o, también los que hayan corrompido en si mismos el templo de Dios, siendo de esta suerte crueles contra si propios; como si las obras de misericordia fuesen de algún provecho sin la caridad? Dice el apóstol: “Aunque distribuya todo lo mío a los pobres, si no tengo caridad, de nada me aprovecha. ¿Por ventura hay quien ame a su prójimo como a sí mismo, si no se ama a sí mismo?. Pues el que ama la iniquidad, aborrece a su alma”
Y no se incurra en la equivocación de varios, según los cuales el Evangelista habla de un fuego eterno, pero no de arder en el eternamente. Creen que el fuego eterno solo lo atravesaran aquellos que tienen la fe muerta, pero a los cuales prometen la salvación mediante el fuego. De suerte que el mismo fuego sea eterno, mas la combustión, esto es, la operación del fuego, no sea en ellos eterna.
Previendo el Señor este error, termina su sentencia con las palabras siguientes: “Así irán ellos a la combustión eterna, más los justos a la vida eterna”. Por consiguiente la combustión será eterna como el fuego. Y la Verdad nos asegura que a ella eran los que carecieren, no de fe, sino de buenas obras.
Transcrito por Dña. Ana Mª Galvez