Homilía de maitines
JUEVES DESPUÉS DE CENIZA
Forma
Extraordinaria del Rito Romano
Homilía de San
Agustín, obispo
Libro 2
del Comen. Del Evang. Cap. 20, t.4
Veamos si están
acordes entre sí san Mateo y San Lucas acerca de este siervo del centurión.
Pues san Mateo dice: “Se le acercó el centurión rogándole y diciendo: Mi criado
está postrado en casa paralítico.” A lo cual parece oponerse lo que dice san Lucas: “Y habiendo oído hablar de Jesús,
le envió ancianos de los Judíos, rogándole que fuera y sanara a su siervo. Y
habiendo llegado a Jesús, le suplicaban con solicitud, diciéndole: Merece que
le hagáis este favor, pues ama a nuestra nación y nos ha edificado una
sinagoga. Mas Jesús iba con ellos y no estando ya muy distante de la casa del
centurión, éste le envió amigos, diciéndole: Señor, no te tomes tanta molestia;
pues no soy digno de que entres en mi morada.”
Pues si esto así
se realizó, ¿cómo daremos crédito a los que Mateo refiere: “Se le acercó cierto
centurión”; siendo así que no se acercó sino que envió amigos? Una observación atenta
nos hará comprender que san Mateo emplea aquí un modo de expresarse bastante corriente.
En efecto: no sólo acostumbramos decir que alguien se acerca, para indicar que aún
no ha llegado al lugar al que se dirige, en cuyo sentido decimos, por ejemplo,
que se ha acercado poco o se ha acercado mucho al mismo; sino que también decimos
a menudo que nos hemos acercado a aquel a quién deseamos llegar, cuando, no habiéndole
visto personalmente, hemos conseguido, por medio de un amigo, hacer llegar
nuestra petición hasta aquella persona cuyo favor necesitamos. Esta manera de
expresarse es tan natural, que se da vulgarmente el nombre de advenedizos a los que, con miras ambiciosas, han llegado
a influir en el ánimo de ciertos personajes que parecían inaccesibles, por
medio de otros que tiene cerca de ellos acceso más fácil.
Habiéndose, pues, el
centurión acercado al Señor por mediación de otras personas, San Mateo pudo
abreviar, expresarse muy bien de esta forma que todos pueden entender: “Se le
acercó un centurión”. No obstante, no debemos obrar a la ligera pasando por
alto la profundidad del sentido místico de esta locución del santo Evangelio;
debemos meditarla a la luz de lo que está escrito en un salmo: “Acercaos a él y
seréis iluminados”. Habiendo Jesús alabado la fe del centurión (por la cual nos
acercamos verdaderamente a él) al decir: “No he encontrado tanta fe en Israel”,
el evangelista quiso notar, a propósito, que más se acercó el centurión a Jesús que sus
mismo enviados