SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
Evangelio según San Marcos 6,47-56.
Llegada
la noche, la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra. Viéndolos
fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia
de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar
de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y
dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron. Pero él habló enseguida
con ellos y les dijo: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo». Entró en la barca con
ellos y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían
comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada. Terminada la
travesía, llegaron a Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, lo
reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la
gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos,
ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le
rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que la tocaban
se curaban.