viernes, 12 de febrero de 2016

LA IGLESIA CUIDA DEL HOMBRE Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (nn. 62-65)

LA IGLESIA CUIDA DEL HOMBRE
Reflexión diaria del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (nn. 62-65)

Con su enseñanza social, la Iglesia quiere anunciar y actualizar el Evangelio en la compleja red de las relaciones sociales: fecundar y fermentar la sociedad misma con el Evangelio. El mundo es el campo de trabajo de la Iglesia y de los cristianos, es la viña a la que el Señor nos manda, es el mar al que el Señor nos invita a adentrarnos… Pero hemos de ver el mundo como lugar de evangelización, no solo como el lugar al que hemos de dirigirnos para conseguir “adeptos”… En este sentido la Iglesia tiene la tarea de “cuidar del hombre”, creado por Dios a su imagen y semejanza, llamado a la vida del cielo. Cuidar del hombre implica por tanto la preocupación de la Iglesia por lo que acontece, se decide, se vive en el mundo… y no puede vivir “despreocupada” o “alienada” de él, como si no fuese con ella, como si no fuese con nosotros...

Con su doctrina social, actualiza en los acontecimientos históricos el mensaje de liberación y redención de Cristo, el Evangelio del Reino: que penetra los corazones, disponiéndolos a cultivar pensamientos y proyectos de amor, de justicia, de libertad y de paz. La Iglesia siempre tiene una palabra para el mundo de hoy y para cada acontecimiento, porque su palabra es la Palabra de Dios que es viva y eficaz, que habla a todos y de todo, que siempre es actual y responde a los interrogantes y circunstancias en la que el hombre se encuentra a lo largo de la historia y de la propia vida. Aun sabiendo que no vaya a ser escuchada, la Iglesia tiene la misión de proclamar esta Palabra para que resuene en todo el orbe. Callarse es pecado de omisión o de comodidad.  
La Iglesia, con su doctrina social, no sólo no se aleja de la propia misión, sino que es estrictamente fiel a ella: nada del orden de la creación y de lo humano es extraño o queda excluido del orden sobrenatural y teologal de la fe y de la gracia, sino más bien es en él reconocido, asumido y elevado. Muchos desearían que la Iglesia solo hablase de lo espiritual, del mundo sobrenatural, de las realidades celestiales… pero la Iglesia habla de todo, porque todo está llamado a ser salvado por Jesucristo. La Iglesia habla de política, habla de economía, habla de moral, hablar de medios de comunicación y de mil cosas más que forma la realidad del mundo porque puede y debe hacerlo, pues el Evangelio ha de impregnar todas la realidad. Lógicamente, esta voz de la Iglesia se hace molesta y, por eso, tantas veces se la quiere hacer callar y silenciar.
Realizando esta misión, anunciado este evangelio, la Iglesia se revela a los hombres como « sacramento universal de salvación », pues el único Salvador del mundo, Jesucristo nuestro Señor, quiso fundar su Iglesia para que los hombres como el arca de Noé se salven en ella.