viernes, 20 de septiembre de 2024

21. DEBERES PARA CON DIOS POR LA CREACIÓN Y CONSERVACIÓN DEL MUNDO. SAN JUAN EUDES

CUARTO COLOQUIO

DEBERES PARA CON DIOS POR LA CREACIÓN Y LA CONSERVACIÓN DEL MUNDO

 

MEDITACIONES SOBRE LA HUMILDAD

Y COLOQUIOS INTERIORES DEL CRISTIANO CON SU DIOS

San Juan Eudes

 

Para comenzar cada día:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, digamos la siguiente oración:

 

Profesión de Humildad

 

Señor Jesucristo, nada somos,

nada podemos ni valemos,

nada tenemos a no ser nuestros pecados.

Somos siervos inútiles, nacidos en la enemistad,

últimos de los hombres,

primeros de los pecadores.

Sea para nosotros la vergüenza y la confusión,

y para ti, la gloria y el honor por siempre jamás.

Señor Jesucristo, compadécete de nosotros. Amén.

 

CUARTO COLOQUIO

DEBERES PARA CON DIOS POR LA CREACIÓN Y LA CONSERVACIÓN DEL MUNDO

 

1

Miremos cuál es el principio y el fin de este gran universo que comprende los cielos, los astros, los cuatro elementos e innumerables criaturas.

El principio y el fin de esta obra es Dios, su Creador que la ha creado para sí y para su gloria. En efecto, todas las criaturas del universo bendicen y glorifican a Dios, cada una a su manera. Sus obras están llenas de su gloria. Esplendor y belleza son sus obras. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. Todas las criaturas insensibles e irracionales cumplen la voluntad de Dios, siguen los instintos que de él recibieron y nunca violan las leyes que les ha prescrito: Les dio una ley que no pasará. Todas ellas sirven sus designios, porque todo está a tu servicio y manifiestan su poder, sabiduría y bondad infinita.

¡Cuánto poder es haber sacado de la nada tantas y tan variadas cosas! ¡Cuánta sabiduría haber establecido orden, relación,   proporción   y   correspondencia   tan   admirables!

¡Cuánta bondad haber realizado tantas maravillas para todos los hombres en general y para cada uno en particular, hasta para los ingratos y pérfidos que no se lo agradecen y que se sirven de ellas para hacerle la guerra y ofenderlo! son otras tantas lenguas y voces que nos gritan incesantemente: Amad, amad a aquel que nos ha creado para vosotros. Es algo muy extraño, Dios mío, que criaturas irracionales e inanimadas te glorifiquen mientras que el hombre, que está obligado a ello, te deshonra.

La bondad indecible con que Dios ha creado los seres del universo se patentiza también en que no sólo los creó para nosotros y nos los ha dado, sino que lo ha hecho con amor infinito. De manera que, si cada bocado del pan que comemos y cada gota del agua que bebemos tuvieran precio infinito, nos los daría con el mismo amor. Y si pudieras contar todas las criaturas del mundo contarías otras tantas deudas hacia aquél que las ha creado y nos las ha dado con infinito amor.

¿Cómo pagaré, Dios mío, ¿tu inmensa bondad para conmigo? Que al menos aprenda yo de las criaturas inanimadas e irracionales a servirte y glorificarte y obedecer tus leyes y mandatos sino quiero ser del número de los necios contra quienes todas tus criaturas se armarán para tomar venganza de las ofensas hechas a su creador: porque el universo peleará a su lado contra los insensatos.

 

2

Dios ha creado el mundo no sólo una vez sino tantas veces cuantos momentos han transcurrido desde su primera creación: porque en cada instante impide que recaiga en la nada, lo sostiene y conserva con una continuada creación. El que pueda contar todos los momentos transcurridos hasta ahora desde la creación del mundo enumeraría otras tantas obligaciones infinitas hacia la bondad inmensa de tan admirable Conservador. Porque cada uno de nosotros está presente ante sus ojos desde el comienzo del mundo y desde toda eternidad. Y así como creó el mundo por amor a cada hombre así en todo instante lo conserva para cada uno de nosotros con amor infinito.

Bendito seas, gran Dios, infinitas veces. Daré gracias al Señor por su misericordia, ser por las maravillas que hace con los hombres.

 

3

Es verdad que el universo fue creado para el hombre y que éste por sus crímenes y su rebelión contra Dios, y por su condenación a muerte, perdió el derecho que tenía antes del pecado.

En efecto, si el Hijo de Dios no hubiera muerto para librarnos de nuestros crímenes, todas las criaturas, en lugar de servirnos, se levantarían contra nosotros como lo harán contra los malvados en el día del juicio. Pero nuestro Señor Jesucristo, por la virtud de su sangre y de su muerte, nos devolvió el derecho a usar de las cosas de este inundo. No se trata del uso pleno y abundante que tendría de no haber pecado, sino a ejemplo de Cristo y según las palabras del Espíritu Santo: Los que disfrutan Porque, en verdad, no tendríamos derecho de vivir ni un solo instante, ni de dar un paso sobre la tierra, ni de respirar el aire, ni de recibir la luz del sol, ni el calor del fuego, ni el agua que nos purifica, ni el vestido que nos cubre, ni el descansar en lechos, ni el probar un bocado de pan, n i beber una gota de agua, ni usar de criatura alguna si el Hijo de Dios no hubiera entregado su sangre Y su vida para libramos del castigo merecido...

Por eso tenemos para con él deberes innumerables. Si, en efecto, puedes contar todos los servicios y ayudas que has recibido de las criaturas en cada instante de tu vida y el uso que de ellas has hecho sin cesar, estarías enumerando los infinitos motivos de gratitud hacia Jesucristo que adquirió para ti ese derecho al precio infinito de su sangre.

Roguemos a Dios que imprima estas verdades en nuestros corazones. Reconozcamos nuestras deudas hacia Jesucristo y manifestémosle nuestra gratitud. Pensemos en ello a menudo y elevemos nuestros corazones hacia aquél de quien recibimos tantos beneficios a cada instante. Deseemos ardientemente disponer nuestro tiempo y emplearlo en el servicio y honor de tan amable Salvador que nos adquirió cada instante de él a tan alto precio. Declarémosle que no queremos usar de cosa alguna creada sino para su gloria y de la manera que él usó mientras estaba en la tierra. Roguémosle nos conceda esta gracia por el amor de sí mismo.

 

Jaculatoria: Que todas tus criaturas te den gracias, Señor.

 

Para finalizar cada día:

 

LETANÍAS DE LA HUMILDAD

Venerable Cardenal Merry del Val

 

Jesús manso y humilde de corazón, óyeme.

 

Del deseo de ser lisonjeado, líbrame Jesús

Del deseo de ser alabado, líbrame Jesús

Del deseo de ser honrado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aplaudido, líbrame Jesús

Del deseo de ser preferido a otros, líbrame Jesús

Del deseo de ser consultado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aceptado, líbrame Jesús

 

Del temor de ser humillado, líbrame Jesús

Del temor de ser despreciado, líbrame Jesús

Del temor de ser reprendido, líbrame Jesús

Del temor de ser calumniado, líbrame Jesús

Del temor de ser olvidado, líbrame Jesús

Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame Jesús

Del temor de ser injuriado, líbrame Jesús

Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame Jesús

 

Que otros sean más estimados que yo. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean preferidos a mí en todo. Jesús dame la gracia de desearlo

Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda. Jesús dame la gracia de desearlo

 

Oración:

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Juan Eudes, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.