martes, 17 de septiembre de 2024

18. DESDE TODA LA ETERNIDAD, DIOS NOS HA COLMADO DE FAVORES. SAN JUAN EUDES

PRIMER COLOQUIO

DESDE TODA ETERNIDAD DIOS NOS HA

COLMADO DE FAVORES.

 

MEDITACIONES SOBRE LA HUMILDAD

Y COLOQUIOS INTERIORES DEL CRISTIANO CON SU DIOS

San Juan Eudes

 

Para comenzar cada día:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, digamos la siguiente oración:

 

Profesión de Humildad

 

Señor Jesucristo, nada somos,

nada podemos ni valemos,

nada tenemos a no ser nuestros pecados.

Somos siervos inútiles, nacidos en la enemistad,

últimos de los hombres,

primeros de los pecadores.

Sea para nosotros la vergüenza y la confusión,

y para ti, la gloria y el honor por siempre jamás.

Señor Jesucristo, compadécete de nosotros. Amén.

 

PRIMER COLOQUIO

DESDE TODA ETERNIDAD DIOS NOS HA

COLMADO DE FAVORES.

 

1

Ante Dios que no conoce pasado ni futuro, todas las cosas han existido siempre. Todas se hallan presentes y visibles a su luz eterna. Por eso, desde toda eternidad, Dios puso sus ojos misericordiosos en mí, pensó en mí con solicitud, me amó con fervor y ternura. Con maravillosa bondad dispuso cuanto debía sucederme espiritual y corporalmente, con las circunstancias que rodearían mi ser y mi vida, y formó grandes designios sobre mí.

Por designio suyo Dios me creó con las ventajas y perfecciones naturales que de él recibí y me ha conservado en cada instante de mi vida. Quiso crear el mundo y conservarlo por amor a mí.

El Padre eterno tuvo el designio de enviar a su Hijo a la tierra y de entregarlo a la cruz y a la muerte para liberarme.

Por amor a mí el Hijo quiso encarnarse, hacer y padecer lo que hizo y padeció en este mundo.

Por amor a mí el Espíritu Santo lo formó en las entrañas benditas de la Virgen y vino a este mundo para ser mi luz, mi santificación, el espíritu de mi espíritu y el corazón de mi corazón.

En una palabra, fue designio eterno de la santa Trinidad concederme las gracias corporales y espirituales, temporales y eternas que me ha concedido y concederá por siempre. De manera, Dios mío, que desde toda eternidad me has llevado en tu espíritu y en tu corazón; has pensado en mí y me has amado por una eternidad antes de que yo pudiera pensar en ti y amarte. Tú, Dios de amor, no has existido un solo instante sin que tuvieras el espíritu y el corazón puestos en mí. ¿Qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él?. 1Job. 7, 17.

Y así puedo decir, oh bondad eterna, que en cierta manera, pensaste en mí y me amaste al mismo tiempo que pensabas en ti y te amabas a ti mismo, pues me amabas desde toda eternidad.

¿Cómo pagaré Dios mío, tu amor eterno hacia mí?

Ciertamente, si yo hubiera existido desde toda eternidad hubiera debido entregarte y consagrarte totalmente mi espíritu, mi corazón, mis pensamientos, propósitos y afectos. Y, al menos, hubiera debido volverme y convertirme a ti con todo mi entendimiento y voluntad apenas fui capaz de hacerlo.

Pero, por desdicha, tendré que decir con san Agustín: Tarde empecé a amarte, bondad eterna. San AGUSTÍN, Confes. X. 27.317

Perdóname, Dios mío, te lo suplico. Quiero empezar ahora a amarte, servirte y honrarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas. Dame tu gracia para ello por el amor infinito que me tienes desde toda eternidad.

 

2

El amor con que Dios me ha amado desde antes de que yo existiera no solamente es eterno, sino continuo, inmutable, perseverante. Nunca ha interrumpido su pensamiento y su amor por mí.

Siempre tiene su espíritu y su corazón vueltos hacia mí. El haber previsto mis ofensas e ingratitudes no alteró su amor invariable y permanente. Si pudiéramos hablar de momentos en la eternidad no ha habido un solo instante en que dejara de pensar en mí con amor.

Que todas tus criaturas te den gracias eternas por el exceso de tu bondad, por tu amor eterno e inmutable. Muy tarde he comenzado a amarte y aún suponiendo que lo hubiera hecho como es debido, ¡cuántas interrupciones, inconstancias, infidelidades, frialdades, cobardías, ingratitudes y ofensas!

¡Ten misericordia, Dios mío, de este pecador ingrato y pérfido! Quiero, en adelante, con tu gracia, emplear todos los instantes de mi vida en tu amor y tu servicio. Quiero disponer de tal manera mi tiempo y mis ocupaciones que todo esté consagrado a tu gloria.

 

3

Dios me ama no sólo con amor eterno, continuo e invariable sino con todo su ser. Porque él es todo amor por mí y me ama con amor purísimo pues nada lo obligaba a amarme antes de que yo existiera sino su sola bondad. El amor con que me ama desde antes de mi creación es eterno, inmutable, infinito y purísimo.

Por todo ello te doy gracias. Me humillo ante ti y te pido perdón por mi ingratitud. Deseo ardientemente comenzar a amarte y a emplear mis fuerzas en hacerte amar y honrar, únicamente por tu amor y tu gloria. Te ruego que destruyas en mí cuanto pueda entrabar este propósito y dame la gracia para realizarlo, por la intercesión de la santa Virgen, de los ángeles y de los santos.

 

Como jaculatoria diré hoy con la mayor frecuencia posible: ¡A ti la alabanza, la gloria y el amor, santa Trinidad!, para agradecerle todos sus beneficios y para consagrarme enteramente a su alabanza, a su gloria y a su amor.

 

Para finalizar cada día:

 

LETANÍAS DE LA HUMILDAD

Venerable Cardenal Merry del Val

 

Jesús manso y humilde de corazón, óyeme.

 

Del deseo de ser lisonjeado, líbrame Jesús

Del deseo de ser alabado, líbrame Jesús

Del deseo de ser honrado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aplaudido, líbrame Jesús

Del deseo de ser preferido a otros, líbrame Jesús

Del deseo de ser consultado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aceptado, líbrame Jesús

 

Del temor de ser humillado, líbrame Jesús

Del temor de ser despreciado, líbrame Jesús

Del temor de ser reprendido, líbrame Jesús

Del temor de ser calumniado, líbrame Jesús

Del temor de ser olvidado, líbrame Jesús

Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame Jesús

Del temor de ser injuriado, líbrame Jesús

Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame Jesús

 

Que otros sean más estimados que yo. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean preferidos a mí en todo. Jesús dame la gracia de desearlo

Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda. Jesús dame la gracia de desearlo

 

Oración:

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Juan Eudes, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.