jueves, 19 de septiembre de 2024

DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR. VIERNES DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.



DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.

VIERNES DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

VIERNES DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.

 

1.- Tomó Jesús a Pedro, Diego y a Juan su hermano (1). A solos tres admite entre doce a gustar algo de su gloria el que a su gloria no admite * a muchos, aunque desea admitir a todos. Llévalos a un elevado monte; porque no se adquiere el alto conocimiento de las cosas divinas, ni el gusto de la interior consolación, sino se sobrepone uno a la alteza y fausto del mundo. Llé­ valos aparte, afuera del bullicio; y enseña que la soledad interior y la exterior también ayudan para los consuelos del alma. ¿No sientes ilustraciones ni consuelos? Mira si te alientas a subir al monte, si verdaderamente te recoges dentro de ti mismo.

2.- Y estando orando se volvió otra la figura de su semblante (2). La oración fervorosa, principalmente si es mental, inmuta al hombre. ¿Tú nunca eres visto lucir o resplandecer? Es ciertamente porque no meditas con fruto. Con acabarse la hora se acaba tu fervor y tus propósitos. Es tu oración más especulativa que práctica. Mas ¿qué utilidad sacas de ella? Acaso más daño; pues no obras según lo que conoces. Resplandeció su rostro como el sol; y sus vestidos se pararon blancos como la nieve (3). Con el sol se deshace fácilmente la nieve. No confíes en los interiores consuelos, que en un momento se van; procura si fundarte en temor y sólida virtud, que estriba en razón, y no en dulzura.

3.- Y se les aparecieron Moisés y Elías (4). Varones de grandes deseos. Tales son admitidos en la tierra, para gustar las cosas celestiales. Y hablaban del exceso de amor, a que por medio de su pasión había de dar todo su lleno en Jerusalén (5). En medio de los gozos traban pláticas de dolores, o porque aquellos dolores de Cristo son causa meritoria de nuestra bienaventuranza, o para enseñar que también en los dolores se ha de mantener sereno el rostro, y mucho más el ánimo, y que se ha de alegrar uno en las mismas tribulaciones; pues el galardón es muy copioso en el cielo (6).

(1) Matth., 17. (2) Luc., 9. (3) Matth., 17. (4) Ibid. (5) Luc., 9. (6) Matth., 5.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

 

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.