miércoles, 4 de septiembre de 2024

SE HA DE TOMAR EL YUGO SUAVE DE CRISTO. JUEVES DE LA DECIMOQUINTA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


SE HA DE TOMAR EL YUGO SUAVE DE CRISTO.

JUEVES DE LA DECIMOQUINTA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

JUEVES DE LA DECIMOQUINTA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

SE HA DE TOMAR EL YUGO SUAVE DE CRISTO.

 

1.- Venid a Mí todos los que trabajáis y estáis cargados, y Yo os recrearé. Tomad mi yugo sobre vosotros (1). ¡Qué benigno es Dios, que así convida! ¡Qué bueno, que nos descarga del peso de los pecados con que nos sumergimos hasta el infierno! ¡Qué amable, que nos da aliento cuando desfallecemos en el camino! Mas al fin, ¿qué aliento es este? Tomad mi yugo. ¿Luego así, Jesús mío, alentáis a los vuestros con imponerles un yugo? Sin duda alguna. Y así ha de ser; porque no puede haber sólido y verdadero consuelo sino en la cruz de Cristo; en la cual sola conviene que nos gloriemos (2). Advierte, miserable, cuanto yerras huyendo de la cruz, y mendigando de otra parte consuelos, pero vanos.

2.- Aprended de Mí, que soy manso, y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas (3) Cristo se te ofrece por maestro. ¿Que mejor le puedes desear? Cierra, pues, los oídos al mundo, maestro falso; ábrelos a Jesús. Él te enseña a buscar descanso para tu alma, cansada en el camino de la maldad, por medio de la mansedumbre y de la humildad. De las cuales por esta te sometes a ti perfectamente a Dios, y al hombre por el mismo Dios; con aquella sufres injurias, repugnantes a los sentidos. Colige de aquí la razón porque el yugo de Cristo te es pesado; porque no le llevas así, con humildad y mansedumbre; y por lo que algunas veces pierdes la paz de tu alma, etc.

3.- Mi yugo, a la verdad, es suave, y mi carga ligera (4). Llama yugo, o a la ley evangélica, o a las adversidades y persecuciones, o a la dificultad que se siente en la lucha del espíritu contra la carne. Llámale suyo, porque tal cual es, le lleva con nosotros, ayudándonos con su gracia. Júntate, pues, con Dios y sufre (5). Ni te has de quejar de que es pesado, cuando la parte mayor la lleva el mismo Dios. Aquí solo necesitas de una resolución generosa.

 

(1) Matth., 11. (2) Galat., 6. (3) Matth., 11. (4) Matth., 11. (5) Eccli., 2.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.