Martes de Pentecostés
PROPIEDADES DEL ESPÍRITU SANTO
Santo Tomás de Aquino
El Espíritu donde quiere sopla; y oyes su voz, mas no sabes de dónde viene, ni adónde va; así es todo aquél que es nacido de Espíritu (Jn 3, 8).
I. Cuatro cimas se indican aquí acerca del Espíritu Santo:
1º) Su poder: El espíritu donde quiere sopla. Al libre albedrío de su potestad inspira donde quiere y cuando quiere, ilustrando los corazones. Si fuese ministro del Padre y del Hijo, no soplaría donde quisiese, sino donde le fuere ordenado.
2º) La manifestación del Espíritu Santo (cuando se dice: Y oyes su voz). Hay dos voces del Espíritu Santo: una que habla interiormente en el corazón del hombre, como dice el Profeta: Oiré lo que el Señor Dios me hable (Sal 84, 9). Otra con la que habla el Espíritu Santo en la Escritura, o por medio de los predicadores, según lo que se dice en San Mateo: No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre, que habla en vosotros (10, 20). Esta voz la escuchan también los infieles y pecadores.
3º) Su origen, que es oculto: No sabes de dónde viene, aun cuando oyes su voz, y esto, porque viene del Padre y del Hijo. Mas el Padre y el Hijo habitan en una luz inaccesible que ningún hombre ha visto ni puede ver.
4º) Su fin, que es oculto: Ni adónde va. Conduce a un fin oculto, es decir, a la bienaventuranza eterna. Por eso se le llama prenda de herencia. Ojo no vid, ni oreja oyó, etc. (1 Cor 2, 9). O no sabes de dónde viene, esto es, de qué modo entra en el hombre; ni adónde va, es decir, a qué perfección le conduce.
II. Así es todo aquél que es nacido de Espíritu, que equivale a decir: es como el Espíritu Santo. No debe extrañarnos esto, porque en el varón espiritual se dan las propiedades del Espíritu Santo, del mismo modo que en el carbón encendido se dan las propiedades del fuego. Existen efectivamente en él las cuatro mencionadas propiedades del Espíritu.
1°) La libertad, como dice el Apóstol: En donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad (2 Cor 3, 17), porque el Espíritu del Señor conduce a lo que es recto, y libra de la servidumbre del pecado y de la ley.
2º) Toma su manifestación o señal por la voz de sus palabras; desde que se le oye, se conoce su espiritualidad. De la abundancia del corazón habla la boca (Mt 12, 34).
3º) Tiene un origen oculto y también sus fines, porque ninguno puede juzgar al espiritual. O no sabes de dónde viene, el principio de su nacimiento espiritual, que es la gracia bautismal; o adónde va, es decir, de qué se hace digno, esto es, de la vida eterna, que todavía está oculta para ti. (In Joan., III)