lunes, 6 de junio de 2022

6 de junio. San Norberto, obispo y confesor

 


6 de junio. San Norberto, obispo y confesor

Norberto, nacido de padres nobles, recibió en su juventud una esmerada educación. Colocado en la corte del emperador, despreció los atractivos del mundo y quiso ingresar en la milicia eclesiástica. Recibidas las sagradas órdenes, renunció a la comodidad y lujo en el vestir; y, cubierto con un hábito de piel de oveja, se consagró a la predicación de la palabra de Dios. Tras renunciar a prebendas importantes y dar su patrimonio a los pobres, comenzó una vida de austeridad, no comiendo sino de vigilia, y esto una vez al día, andando descalzo y vistiendo harapos, aún en invierno. Con sus palabras y actos, convirtió a muchos herejes a la fe, muchos pecadores hicieron penitencia, y los enemigos se reconciliaron.

En Lyón, como le rogara el obispo que no dejara su diócesis, escogió en ella un lugar desierto llamado Premonstrato, y allí, reunidos 13 compañeros, instituyó la Orden Premonstratense, habiendo adoptado la regla que San Agustín le mostró en una visión. Y como iba en aumento de día en día la fama de su santidad, y crecía el número de sus discípulos, su Orden fue confirmada por Honorio II y otros Sumos Pontífices; edificó muchos monasterios, y su instituto se propagó de un modo admirable.

Llamado a Amberes, acabó allí con la perversa herejía de Tanquelino. Se distinguió por su espíritu profético y sus milagros. Creado contra su voluntad arzobispo de Magdeburgo, defendió con constancia la disciplina eclesiástica y, en especial, el celibato. En el concilio de Reims, secundó brillantemente a Inocencio II, y habiéndose dirigido a Roma con otros obispos, reprimió el cisma de Pedro León. Finalmente, lleno de méritos y de gracias del Espíritu Santo, se durmió en el Señor en Magdeburgo, en el año de gracia 1134, el 6 de junio.

 

Oremos.

Oh Dios, que hiciste del bienaventurado Norberto, tu Confesor y Pontífice, un excelente predicador de tu divina palabra, y por él aumentaste tu santa Iglesia con una nueva familia: te suplicamos nos concedas por sus méritos, que practiquemos lo que nos enseñó tanto con su ejemplo como con sus palabras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.