viernes, 10 de junio de 2022

10 de junio. Santa Margarita Reina, viuda

 


10 de junio. Santa Margarita Reina, viuda

Margarita, reina de Escocia, ilustre por su sangre, pues de parte paterna procedía de los reyes de Inglaterra, y de la materna de los Césares, fue más ilustre aún por sus virtudes cristianas. Nacida en Hungría, donde su padre estaba desterrado, tras vivir con piedad en su infancia, se trasladó a Inglaterra junto con su padre, llamado por su tío San Eduardo, rey de los ingleses, para ocupar el trono de sus antepasados. Tuvo que partir Margarita de Inglaterra, pero una tempestad, o mejor, un designio de la Providencia, la condujo a Escocia. Allí, accediendo a los deseos de su madre, se casó con Malcolmo III, rey de aquel país, que admiraba sus dotes; y durante los 30 años de su reinado contribuyó al bien de todo el reino con sus obras de piedad y santidad.

En medio de las delicias reales, castigaba su cuerpo con maceraciones y vigilias, y pasaba parte de la noche en oración. Además de los otros ayunos que observaba, ayunaba 40 días antes de la Navidad con tanto rigor, que ni en medio de los más vivos sufrimientos omitió esta práctica. Amantísima del culto divino, construyó muchos templos y monasterios y restauró algunos, enriqueciéndolos con objetos preciosos y rentas. Consiguió que, con su ejemplo, su esposo mejorara de conducta y practicara obras semejantes a las suyas. A todos sus hijos los educó con tanta santidad y acierto, que la mayor parte de ellos, a ejemplo de Santa Agueda y su hermana Cristina, abrazaron una forma de vida más santa. Llena de solicitud para la felicidad de todo el reino, libró a sus moradores de los vicios que se habían introducido entre ellos, y les llevó a las costumbres de la fe cristiana.

Nada tan admirable como su ardiente caridad en favor del prójimo, principalmente con los necesitados. No contenta con sostener con sus limosnas a multitud de ellos, acostumbraba a dar comida todos los días a 300, y a desempeñar de rodillas los oficios de sirvienta de los pobres, lavándoles los pies con sus manos, curándoles las llagas y besando sus úlceras. No sólo sacrificó sus vestidos reales y sus alhajas a estas obras y a otros piadosos dispendios, sino que más de una vez agotó el erario público. Finalmente, tras haber sufrido acerbísimos dolores con admirable paciencia, purificada su alma por medio año de enfermedad, la entregó a su Autor el 10 de junio. En aquel momento, su rostro, afeado por la larga enfermedad, flaco y pálido, se rejuveneció con una hermosura extraordinaria. Resplandeció, aun después de su muerte, con admirables prodigios. Clemente X la declaró Patrona de Escocia, y es venerada en todo el mundo.

 

Oremos.

Oh Dios, que hiciste de la bienaventurada Margarita un ejemplo insigne de caridad para con los pobres: concédenos que por su intercesión y ejemplo, constantemente se aumente tu caridad en nuestros corazones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.