martes, 21 de junio de 2022

21 de junio. San Luis Gonzaga, confesor

 


21 de junio. San Luis Gonzaga, confesor

Luis, hijo de Fernando de Gonzaga, Marqués de Castellón y de Este, pareció que había nacido para el cielo antes de nacer para la tierra, porque fue bautizado por estar en peligro de muerte. Conservó con fidelidad esta primera inocencia, creyéndose que había sido confirmado en gracia. Así que tuvo uso de razón, se consagró a Dios, y desde entonces progresó en el camino de la santidad. A los 9 años, hizo en Florencia, ante el altar de la Santísima Virgen, a la que honró como a su madre, voto de virginidad perpetua, virtud que por un beneficio del Señor conservó libre de toda tentación espiritual y carnal. Desde entonces, reprimió las otras perturbaciones interiores, y no experimentó ni los primeros movimientos de ellas. Dominaba sus sentidos tanto, sobre todo la vista, que no miró nunca a María de Austria, de quien fue paje de honor muchos años, y se abstuvo de contemplar aun el semblante de su propia madre. Por lo que fue llamado un hombre sin la carne, o un ángel encarnado.

A la guarda de los sentidos, unía Luis la mortificación corporal. Ayunaba tres veces por semana, contentándose de ordinario con un poco de pan y de agua; su ayuno parece que fue perpetuo en aquella época, ya que lo que tomaba, apenas equivalía a una onza. Se disciplinaba tres veces al día hasta sangrar. A veces reemplazaba las disciplinas con las traillas de los perros y el cilicio con espuelas. Teniendo su lecho por mullido, metía en él unas tablas para hacerlo más duro y despertarse primero para orar. Pasaba gran parte de la noche en la contemplación de las cosas divinas, cubierto con la sola camisa, aun en el invierno, de rodillas sobre el suelo, o inclinado y postrado bajo el peso de la fatiga. Con frecuencia guardaba inmovilidad en la oración, 3, 4 ó 5 horas, hasta conseguir evitar, al menos una hora, toda distracción. La recompensa fue una estabilidad de espíritu tal, que su pensamiento jamás se distraía en la oración, sino que permanecía fijo en Dios como en éxtasis. Para poder unirse a Dios, habiendo logrado vencer la resistencia de su padre, tras rudo combate de 3 años, y renunciando en favor de un hermano sus derechos sobre el título de sus antepasados, vino a Roma, donde entró en la Compañía de Jesús, llamado por una voz celestial cuando se hallaba en Madrid.

Desde el noviciado, le miraban como un maestro en toda virtud. Su fidelidad a la regla era de una exactitud extrema; su desprecio del mundo, sin igual; su odio a sí mismo, implacable; su amor de Dios, tan ardiente que consumaría sus fuerzas. Por eso se le ordenó que apartara por un tiempo su pensamiento de las cosas divinas; mas en vano se esforzaba en huir de Dios, pues en todas partes se presentaba a él. Animado de caridad para con el prójimo, sirviendo en los hospitales, contrajo una enfermedad contagiosa; y en el día predicho por él, 13 de las calendas de julio, a los 24 años cumplidos, pasó de la tierra al cielo, tras pedir que le azotaran con disciplinas y le dejaran morir. Santa Magdalena de Pazzis, por revelación, le vio gozar de tal gloria, que apenas habría podido creer que hubiese semejante en el paraíso. Decía ella que su santidad había sido muy grande, y que la caridad le había hecho un mártir desconocido. Ilustre por sus probados milagros, fue inscrito por Benedicto XIII entre los santos y le ofreció a la juventud estudiosa como modelo de inocencia y de castidad, y protector.

 

Oremos.

Oh Dios, distribuidor de los dones celestiales, que en el angélico joven Luis uniste una admirable inocencia de vida con una igual penitencia; concédenos por sus méritos y preces que, no habiéndole seguido en la inocencia, le imitemos en la penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.

 

ORACIÓN A SAN LUIS GONZAGA COMO PROTECTOR DE LA CASTIDAD Oración del beato Bernardo de Hoyos

OH SEÑORA MÍA, SANTA MARÍA. Oración de San Luis Gonzaga a la Virgen