DÍA 26.
REPARAR EL CORAZÓN
DE LA VIRGEN MADRE
MES DE AGOSTO EN HONOR
AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
wOraciones para comenzar todos los días:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Con el Ángel de la Paz que enseñó a los tres pastorcitos de Fátima-Lucía, Francisco y Jacinta- a rezar para desagraviar los Corazones de Jesús y de María, decimos:
Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.
Os pido perdón por los que no creen, no adoran,
no esperan y no os aman. (3 veces)
***
Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo,
Os adoro profundamente y Os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma
y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los sagrarios de la tierra,
en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias
con que Él mismo es ofendido
y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón
y del Corazón Inmaculado de María,
os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén.
w Consideración diaria.
DÍA 26.
REPARAR EL CORAZÓN
DE LA VIRGEN MADRE
La grandeza de la Virgen María es ser Madre de Dios, privilegio de nuestra Señora unido indisolublemente a la confesión de Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre. Ya desde los tiempos apostólicos hubo herejes que pretendieron arrebatar a María el más esplendoroso de sus títulos. Pero la verdadera disputa surge con el obispo Nestorio que niega la unión hipostática del Verbo Eterno con la humanidad del Salvador. Como consecuencia afirman que la Santísima Virgen es Madre de Cristo hombre, pero no Madre de Dios. El concilio de Éfeso confesará solemnemente esta verdad: "Si alguno no confiesa que Dios es según verdad el Emmanuel, y que por esto, la santa Virgen es Madre de Dios pues dio a luz carnalmente al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema." El protestantismo de Lutero y Calvino aborrecerán también el título de Madre de Dios y preferirán llamarla Madre del Señor.
El título de la Virgen como Madre de Dios - afirma el Papa Benedicto XVI- “expresa muy bien la misión de María en la historia de la salvación. Todos los demás títulos atribuidos a la Virgen se fundamentan en su vocación de Madre del Redentor, la criatura humana elegida por Dios para realizar el plan de la salvación, centrado en el gran misterio de la encarnación del Verbo divino.”
Su Maternidad divina se extiende a todos los hermanos de su hijo. Ella es también Madre de su Cuerpo místico, que es la Iglesia. Primeramente madre de todos los bautizados que somos miembros de Cristo. Y en segundo lugar, la Virgen es madre de toda la humanidad, porque su Hijo al hacerse hombre se hermanó con todos los hombres y a todos redimió con su muerte en la cruz; oblación en la que la Virgen se ofreció junto con su Hijo como Corredentora. Nuestra Señora ejerce su maternidad espiritual sobre todos los hombres a través de su intercesión ante su Hijo. Tener a la Virgen María como Madre es un don grandioso. Acoger a María como Madre, -en el lenguaje de san Luis María Grignon de Montfort- es como Jesús hacerse su hijo y esclavo de amor poniendo toda nuestra vida, todo cuanto somos y tenemos en sus manos.
¿Cuáles son las blasfemias contra la maternidad divina y espiritual de la Virgen? Blasfeman contra la Maternidad divina de María aquellos que le niegan este título expresamente, pero también aquello que no la tratan con la dignidad que tiene. Muchos cristianos tienen miedo o son escépticos o críticos a venerar a la Virgen. No quieren restarle gloria y adoración a Dios, pero no comprenden que Dios ama a la Virgen mucho más de lo que nosotros podremos amarla. También son blasfemias contra la maternidad divina de María todos los pecados contra la vocación de la mujer, a quién Dios ha constituido desde la creación, como madre, fuente de vida. La ideología de género, la moda unisex, la falsa liberación de la mujer, todo el pensamiento utilitarista y la cultura de muerte del aborto y de anticoncepción ofenden a Dios y hieren el corazón inmaculado de María. Comprendamos también como blasfemias los pecados contra el matrimonio, la unidad de familia y el hogar. Son blasfemias contra la maternidad espiritual de la Virgen: el racismo y toda forma de violencia y de desprecio, toda falta de caridad contra el prójimo.
wOraciones para terminar todos los días:
Terminemos nuestra oración, haciendo un acto de reparación al Inmaculado Corazón de María:
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Inmaculada Concepción de María. (Avemaría)
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la Virginidad perpetua de Nuestra Señora. (Avemaría)
· En reparación por las blasfemias y ultrajes que se cometen contra la maternidad divina de María, rechazando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres. (Avemaría)
· En reparación por aquellos que infunden en los niños y en los jóvenes el desprecio hacia la Virgen Inmaculada. (Avemaría)
· En reparación por aquellos que ultrajan, desprecian y maltratan las imágenes y representaciones de la Virgen Santísima. (Avemaría)
***
CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN
de San Antonio María Claret
¡Oh, María! Madre de Dios y Madre nuestra, a Vos acudimos para consagrarnos a vuestro Inmaculado Corazón para que reines en nuestros corazones y en nuestra familia y nos ponemos bajo tu protección maternal.
Os consagramos nuestros cuerpos y nuestras almas, nuestra familia, nuestro hogar; todo cuanto somos y tenemos. Y para que esta consagración sea eficaz y verdadera, renovamos a vuestros pies las promesas que en nuestro nombre hicieron nuestros padres en el bautismo.
Renunciamos a las seducciones del mundo, enemigo de Dios y nuestro; sus criterios de riquezas, honores y placeres; sus escándalos y pecados. Renunciamos a nuestras malas pasiones y a las intrigas del demonio.
Y nos comprometemos a conservar nuestra fe, santificar nuestras costumbres y seguir los dictados del Magisterio de la Santa Iglesia Católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo y frecuentar los Santos Sacramentos. Amén.
***
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos de Dios, rogad por nosotros.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.