lunes, 23 de enero de 2017

ROSARIO EN EL OCTAVARIO DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LA IGLESIA CON SAN ILDEFONSO DE TOLEDO



23 DE ENERO
LA CONVERSIÓN DE LOS ATEOS

Monición inicial. Ofrecemos este rosario por aquellos que niegan la existencia de Dios para que vencidas las barreras de su incredulidad puedan llegar a la fe del Dios que los ha creado por amor y quiere compartir con ellos su misma vida divina. Pedimos también por aquellos que por su ignorancia, por su educación o ambiente viven sin conocer a Dios imbuidos en un materialismo atroz que les apaga toda inquietud de búsqueda de Dios. Tengamos presentes a aquellos que teniendo cierto conocimiento de Dios lo rechazan o llevados por el relativismo y el indiferentismo, no quieren dar lugar a Dios en sus vidas.  
Meditamos el rosario de hoy con algunos pensamientos de san Ildefonso, que fue monje y rector de su cenobio, y después elegido obispo de Toledo. Autor fecundo de libros y de textos litúrgicos, se distinguió por su gran devoción hacia la santísima Virgen María, Madre de Dios. Entregó su alma a Dios en el año 667.

MISTERIOS GOZOSOS
1.- La encarnación del Hijo de Dios en las entrañas purísimas de la Virgen María.
“Señora mía, Te predicaré cuanto debes ser predicada, te amaré cuanto debes ser amada, te alabaré cuanto debes ser alabada, te serviré cuanto hay que servir a tu gloria. Tú, al recibir sólo a Dios, eres posterior al Hijo de Dios; tú, al engendrar a un tiempo a Dios y al hombre, eres antes que el hombre hijo, al cual, al recibirle solamente al venir, recibiste a Dios por huésped, y al concebirle tuviste por morador, al mismo tiempo, al hombre y a Dios. En el pasado eres limpia para Dios, en el presente tuviste en ti al hombre y a Dios, en el futuro serías madre del hombre y de Dios; alegre por tu concepción y tu virginidad, contenta por tu descendencia y por tu pureza y fiel a tu Hijo y a tu esposo. Conservas la fidelidad a tu Hijo, de modo que ni El mismo tenga quien le engendre; y de tal modo conservas fidelidad a tu esposo, que él mismo te conozca como madre sin concurso de varón. Tanto eres digna de gloria en tu Hijo cuanto desconoces todo concurso de varón, habiendo sabido lo que debías conocer, docta en lo que debías creer, cierta en lo que debías esperar y confirmada en lo que tendrías sin pérdida alguna.”
2.-La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.
“Todo el que ama lo eterno, corre con avidez hacia él. Allí aprecia la certidumbre de la salvación en medio de las adversidades.”
3.-El nacimiento del Niño Dios en el portal de Belén
“Dios, luz verdadera  que iluminas a todo hombre que a este mundo viene;  Dios, que concedes sabiduría a los pequeñuelos y llamas a los insensatos  para que caminen por la senda de la prudencia,  Dios que limpias lo inmundo,  y al borrar los pecados,  justificas, sin su propio merecimiento, al pecador;  concédeme luz para verte,  sabiduría para comprenderte y haz que pueda conseguir el perdón  para mis iniquidades.”
4.-La purificación de Nuestra Señora y presentación del Niño Jesús en el templo
" Deben mantenerse en el temor del Señor, cumpliendo su voluntad amando a Dios y gozándose de él; y porque no puede estar sin pecado, no sólo ha de precaverse de pecar, sino también ha de esforzarse siempre por borrar sus pecados con constantes afectos y lágrimas de penitencia hasta que la generosa misericordia de la bondad divina, como borró su pecado original, borre también su pecado actual por su dolor."
5.- El niño Jesús perdido y hallado en el templo
“Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí, ilumina mis ojos para que vea que debo llegarme a ti, asegura mis pasos hacia ti para no desviarme del camino,  abre mi boca para que pueda hablar de ti.”


ORACIÓN PRESCRITA POR S.S. BENEDICTO XV
Indulgencia plenaria si se realiza durante los 8 días,
indulgencia parcial por cada día.

Ant. Ut omnes unum sint, sicut tu, Pater, in me, et ego in te; ut et ipsi in nobis unum sint: ut credat mundus quia tu me misísti. (Jn 27, 21)

V/. Ego dico tibi, quia tu es Petrus.
R/. Et super hanc Petram ædificábo Ecclésiam meam.

Orémus.
Domine Jesu Christe, qui dixísti Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: ne respícias peccáta mea, sed fidem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem tuam pacificáre et coadunáre dignéris: Qui vivis et regnas Deus in sæcula sæculórum. R. Amen.
Ant. Que todos sean una misma cosa, como tú, oh Padre, estás en mi y yo en ti; que sean ellos una misma cosa en nosotros, para que el mundo crea que tu me has enviado.

V/. Yo te digo: Tú eres Pedro

R/. Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

Oremos.
Señor nuestro Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: la paz os dejo, mi paz os doy, no mires nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia; y dígnate conservarla en la paz y en la unidad según tu voluntad. Que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. Amén.