Comentario al Evangelio
IV DOMINGO DESPUES DE EPIFANIA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
LA TORMENTA
La nave representa al hombre en
el mar de este mundo. Sus peligros son:
- El demonio, tanto más temible, cuanto más fuerte, que como león rugiente anda rondando y busca a quien devorar (1 Petr. 5,8), y contra el que debemos vivir prevenidos de todas las armas (Eph. 6, 11-12).
- Los hombres con sus malos ejemplos, consejos y respetos humanos.
- Las pasiones representadas en aquel huracán, principal enemigo nuestro. Cada uno es tentado por sus propias concupiscencias, que le atraen y seducen (Iac. 1,14)
- Si una plaza estuviera sitiada por fuera y con enemigos dentro, ¿Quién no la daría por perdida? Puede el hombre decir: Si no guarda el Señor la ciudad, en vano vigilan sus centinelas (Ps. 126,1)
MEDIOS DE SALVACIÓN EN LA
TORMENTA
Recurrir al Señor. Sálvanos,
que perecemos (Mt.
8,25). Cuando la tempestad es fuerte, el piloto no separa la vista de la
brújula, que para nosotros es Cristo. Alzo
mis ojos a los montes de donde ha de venir el socorro (Ps. 120,1).
Precisamente este es uno de los bienes que reporta la tentación, la cual, si es
aprovechada, nos acerca a Dios y nos hará ver los peligros del mundo y bienes
terrenos.
Vivir con temor. Con
temor y temblor trabajad por vuestra salud Phil. 2, 12). Preguntaron al capitán de un barco
en plena tempestad por qué temía, y señalando un animal dijo: si fuese como esa
bestia, estaría tranquilo; pero yo veo el peligro. El hombre racional debe ver
el peligro de condenarse; por tanto, limpie el alma de pecados y huya de cuanto
pueda ocasionar una caída. Más la necedad humana, en vez de recurrir a la
misericordia divina, le ofende más.
Procurar dominar las pasiones,
sobre todo en sus principios. Comienzan
unos con algún amor al dinero y terminan en avaros o ambiciosos; no dominan
otros los primeros placeres sensuales y llegan a los prohibidos, y los que no
sofocan al principio la ira la ven convertirse en espíritu de venganza. Tal fue
la historia de Orígenes (cf. NATAL ALEJ., Hist.
Ecles. 1,7) y de Salomón (3 Reg. 11, 4-13).
Huir del mundo. ¿Cómo pueden salvarse los
hombres en medio de las tempestades del mundo? Orígenes responde que
difícilmente se consigue la salvación viviendo en las tinieblas del siglo y
entre los negocios mundanos (cf. HOM. 3
In Exodum PG 12,311). Hay, pues, que salir del mundo para salvarse, a lo
menos con el afecto, y hacer tanta más penitencia cuanto más haya que vivir en
él.
Exhortación. En la tempestad el piloto
amaina las velas y arroja el ancla. Amainemos las velas de las pasiones y
asegurémonos en Cristo Nuestro Señor.
El tiempo es
corto, dice
San Pablo. Solo queda que los que tiene
mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no llorasen; los
que se alegran, como si no se alegrase…, porque pasa la apariencia de este
mundo. (1Cor. 7,29)
San Alfonso Maria de
Ligorio